domingo, 31 de agosto de 2008

hoy soy un circo



“Damas y caballeros...
¡Música, maestro!
¿Por qué soy un circo entero?
Porque vos estás tan triste,
amigo del alma. Oí...”

Ciega de palabras me pongo si estás triste. Por eso le pido al viento que me empuje bien fuerte la hamaca y me voy a buscar por los rincones del cielo todas las promesas que te debe la vida, qué importa si hoy sos un desconocido para vos, no oigas a las muertes que te hablan por adentro, tapate con el alba que los grillos te cantan tu balada en puntas de pie para que duermas. Ya te convoqué un escuadrón de hadas para que te espanten las nubes negras y te hagan llover agua de luna en el bolsillo. Yo no sé si será un beso no besado, o algún nombre apretado entre los dientes, qué se yo, alguna soledad en grave estado, un buraco, una caída libre al fondo de lo que sos, una rebelión, una sed… yo también un poco me morí algunas veces, estoy acostumbrada a andar entre lastimada y desnuda, pero vos… vos no. Desde la boca hasta el ombligo, en la terraza de tu pecho hay una luz, no me aflojés. Me descuelgo unos zorzales y unas rosas y te los cuelgo en las solapas de los ojos, no llorés. Mirame fuerte que ya vuelvo, adonde se te haya ido la ternura, yo la voy a ir a buscar, me voy volando de la hamaca hasta la noche y si me pierdo entre las nubes, vuelvo a pie.



“En mi circo todo está color relincho,
colgá en los cuernos de la luna tu rencor,
si un gran bolsillo de payaso es el destino vos entrá,
que yo te pintode aspirina el machucón.”

miércoles, 27 de agosto de 2008

Nosotros


Es muy probable, pero no recuerdo, que este vestigio de sabor a milagro, no sea más que la porfía que desafió a un imposible, madurada y fermentada. Es muy probable pero no recuerdo.
Vos y tu ternura de charco, ¿pero qué más puede ser alguien cuando ha decidido desandar su tristeza? Yo y mi tormenta crecida, ¿pero qué más puede ser alguien cuando el pecho se le abraza en una lluvia de chispas? Así entonces, nos reímos del inútil forcejeo de la conciencia, porque comprender y aceptar, tanto las maravillas como los desencuentros, hubiera sido empezar a morir de a poco, y nosotros sellamos un pacto más parecido al de dos niños.
La sospecha fue sondear las profundidades de nuestros corazones, romper cadenas, alguna magia, poder volar; pero la abundancia fue desmedida y en mi salvaje todo o nada, no pude escribir un cuento infantil, no porque hubiera olvidado ese lenguaje sino porque adonde viven aún tu inocencia y mi inocencia, es un lugar que nos fue imposible de alcanzar.

domingo, 24 de agosto de 2008

desde mi noche
donde los bordes se disipan





Lo primero fue una salvaje sensación de ser absolutamente libre y animal. Después el temblor caliente, el gusto a sal... en círculos se dejó flotar. Un vaivén la mecía, la aturdía, la castigaba y los latidos le cabalgaban un río bravo detrás de los párpados.
Minutos, segundos... mientras la luz que se asomaba por los poros de la enagua crecía y ardía hasta estallarla en colores en la oscuridad de la noche. Se sintió absorbida y tragada por una garganta lejana y sedienta.
Entonces abrió los ojos.
Y pensó que habría de ser intenso el sueño de quien la soñaba.

sábado, 23 de agosto de 2008




-te voy a regalar a no se quién.
-¿y cómo sabes que le gustaré? -dice.
-voy a regalarte -digo.
-nunca tendrás a quién regalar un pájaro.
alejandra pizarnik

























































-¿qué quiere ser?
-lo imposible.
-será golondrina hasta que lleguen los vientos.
-ella quería ser muñeca.
























-ya están sonando las campanas.
-¿cómo no las oye.
-está soñando.
-¿qué le decimos?
-que es la hora del no.























-¿qué cuida?

-un cuento.

-¿hasta cuándo?

-hasta qué el lo venga a buscar.

-¿cuándo va a llegar?

-nunca

viernes, 22 de agosto de 2008

y al fin andar sin pensamiento


Se desierta tosiendo arena caliente. Tararea prolongando vocales rasposas y no hay pájaros en la ventana que suavicen ese sonido a corazón apolillado. Tararea y suena a trombón delirante y furioso. Cada vez más colores, más libros y más almohadas. Otro invierno y el vidrio sigue roto sin ninguna elegancia. Con las mantas hasta la nariz sabe que rompió los molinos de viento, cree adivinar el polen de los bolsillos y la inundación que va a devorarse todos los vacíos. Después la sed y la rebelión abandonan las sábanas tibias y enredadas para vestirse de mufa perfumada de alba y café. Hay mañanas en las que el cuerpo se le vuelve terreno baldío. Y mientras enciende un cigarrillo, ve colgando del atril una alegría pasajera y tres estrofas olvidadas que hablan de amores hechos y deshechos con una gracia que tampoco recuerda. Entonces ríe y tose, toma café, y tiembla, y llora, y calla, y tose... y tararea un tango que habla de dolores de vieja arboleda y canciones de esquina. Su soledad se ha vuelto un desastre.

jueves, 21 de agosto de 2008

declareiyon

Mirá muñeco, vos sabés cómo soy de espamentosa. Te escribo porque sos un poco lento y no atajás los besos que me saltan en picada. Es como un pulso interior que me florece una rosa en el ombligo y me deja de apuro la tormenta. La noche de anoche me duró tres días ¿qué luna se escondió en tu corazón? Zapame un relámpago endulzado, zapame un arcoiris a dos manos, que te nombro y se me abren los cajones, que te pienso y quedo de regalo. Cachá las rosas y dejá los lentes, sacudite las pelusas que hoy no te va a valer andar agazapado. Desdoblate dormilón, que esta piba que las va de desfondada, te aterriza en el pecho y te cotorrea en el oído para hacerte reír. Si para linda no serví, y para coqueta tampoco, me trajeo de gorriones y así de contrapunto, a contramano, te llevo de la mano a colear un barrilete. Dejame que te lo diga así, en reo, que me fue como me fue por fajarme a una novela de unos cosos que piantaron embromándome en el alma. Con un cacho de voz que huele a zándalo, a pólvora y a pucho, te digo amor y quiero que lo escuches insolente. Vos mezclá todo, bronca, llanto, reproches, pasión y pena que yo ya puse en curda la memoria, así que hoy a la hora de los besos, nos vamos a mojarnos las patas a la palangana templada de la luna. Para qué vas a decirme que sos bueno si yo sé de tu alma delicada y sé que en alguna esquina te me vas a ir. Pero esta noche igual quiero piantarme, cayenguear la madrugada y pensar que me querés. Qué lindo preciosura, qué lindo esto que siento, como una demasía, como cantar bingo, cartón lleno y lotería. Vos sos mi biblioteca, mi incendio, mi orquesta, mi arcoiris, mi propaganda y mi Gardel. Por vos se me enamoran las palabras, por vos canto retruco, por vos dormí y soñé.









me saltaron los tapones
asustate
buuuuu!
asustate

miércoles, 20 de agosto de 2008

diez y cuarto pasadas. creo que nublado por la mañana y nublado por la tarde. debería vestirme, borrar los últimos rastros de sopor lento y sábanas perfumadas. ¿quién sos? quiero ver tu corazón. me precipito en la copa de tu vino pero no, no bebés más. si me apuro no te espero, si te espero te escondés. nublada y por la tarde perfumé las sábanas y suspendí mi cuerpo entre sus pliegues sin breteles, sin anillos, sin pensamientos. cuando el ansia me propone temporales me desnudo. diez y media. prendo un cigarrillo, salgo al balcón, nublado por la noche. me dicen algo, respondo que sí, que mañana. escalera… escalera… ¿dónde era que había guardado las ideas yo? sí… los escalones que huyen hacia abajo, pero ya dije tantas cosas… releo y sonrío, sin estilo, sin orden, sin poesía. voy a hacer un barco de papel que diga que a vos no te voy a escribir ninguna poesía. mentira y sonrío. la tormenta ya es tormenta y todavía no te conté la mejor parte. estoy en pausa. ¿a qué hora cambiaba el viento? sigo buscando alguna idea pero no hay rincones donde buscarlas, soy un rincón ¿querés que sea tu fantasma? y que nadie sepa que estoy ahí. once menos diez. libros apilados. papeles garabateados. ovillos desovillados. el polaco cantando. y yo sentada en el borde la cama. no me gusta esperar. no me hagas esperar. ¿dónde estaba? once menos cinco. me da miedo ir sola a buscar el día ¿no me acompañás?

lunes, 18 de agosto de 2008

Quiero
El tono de voz delatando
El brillo en los ojos
Los bostezos de aburrimiento
Vaciar las botellas de la alacena
Y un tango de fondo
Desordenar mi casa
Cigarrilos encendidos
Cigarrilos apagados
Y cantarte una canción que muerda la melancolía
Y planear la muerte de algún funcionario público
Explicarte por qué tengo dos lunas
Carne y hueso
Quiero
Yo
La que no lava los platos
La que no atiende el teléfono
La que se pinta las uñas de rojo y se las come igual
La que habla dormida
La que fuma sin parar
La que no se anima a tatuarse la golondrina en la espalda porque le tiene terror al dolor
La que se le murieron tres plantas
La que cuando está triste no quiere que nada se mueva
La que deja el té por la mitad
La que llora en cascadas
La que ama el color azul
Yo
Quiero.


El laberinto


No hay silencio que abarque los espasmos de una sed antigua al acecho esperando una arremetida feroz y definitiva, el silencio apenas puede sostener la contemplación de esa sed. Por eso bebo cada palabra. Pero no hay palabra que abarque el enigma que existe entre la densidad y la frescura, lo siniestro y lo inocente, lo peligroso y lo tierno y todos los puentes que me unen hinchándose y rompiéndose para volverse a inventar. Por eso muerdo cada misterio. Pero no hay misterio que aplaque el pavor de tener lo que siempre se está yendo, de fascinarme con todo lo que se deshace, de sospechar que no haya siempre más que un espejo. Por eso relamo cada miedo. Pero no hay miedo que apague la furia de una rebelión latente cuando algo se detiene en los umbrales del cuerpo. Por eso deseo cada beso. Aunque mientras existan al filo de lo que podría ser, cualquier palabra, cualquier enigma, cualquier miedo, pueda hacer que se descuelguen y se rompan.

domingo, 17 de agosto de 2008

Hubo un tiempo en el que a fuerza de llantos ahorcados por huecos negros y a riesgo de ser arrojada al mar de los que nadie quiere rescatar, fui soltando de a uno todos los hilos que conformaban la fina trama que existía entre el mundo y esa que era yo. Insolentemente desprecié ese misterioso espacio, cuando todavía quedaba alguna posibilidad de habitarlo con lo que ahora ya ni sé que hubiera podido ser. No es que quiera y no pueda, no es que pueda y no quiera, a esas melancolías ya las lamí, las bebí y las tragué lo suficiente para saber que hasta las pequeñas muertes que me provocan son mentira; no, no es eso, ni es el miedo al los ojos ajenos, tan nombrado por estos dos dedos insaciables que nombran y renombran, que cansan y arremeten, no, tampoco es el miedo. Miedo y pereza, hubieran sido la combinación perfecta para explicarme esta permanencia lobuna, pero el hecho de saberme la menos inocente de todas las yo que hubo hasta ahora, hace ridículos a todos los conceptos y sus combinaciones. Supe ser luz. Pude ser pájaro. Sin embargo me relamo entre pellejos de piel que se me desprenden, entre palabras desafiantes y seductoras que lanzo como fuegos interminables, entre mundos que armo y desarmo con demasiada vanidad. Loba impaciencia, porque la prisa me ahoga. Loba amenaza, porque hiero a sangre fría. Loba imprudencia, porque arremeto en carne viva. Loba, porque en los límites no hayo a nadie. Loba, porque el calor de los bordes. Loba mentira, porque hay un tobogán por donde precipitarse a mis sombras. A menos de un suspiro de la hostilidad, a menos de un sabor de la amargura, yazgo esperando que alguien venga a comerme el corazón. Si es que habrá quien me vea deshacerme sin creerme demasiado, y si en el corazón de mi tormenta conquista esta sed sin saciarla, y si adentro de mi grito funda algún silencio adonde descansar, seré luz, seré pájaro, seré… y abandonaré para siempre la ácida idea de morirme en el baño de un bar con un nombre apretado entre las manos.

viernes, 15 de agosto de 2008



ACEITUNA
en estado de cielo




Aceituna quería ser golondrina, pero la magia le dibujaba vuelo de muñeca y la magia, es inevitable. Sabe volar de a pie y late en tono menor. Aceituna baila de color en color con flores en el ombligo y una luciérnaga en cada mano. Teje hilos invisibles y junta cosas perdidas. Se ríe despacito para que el mar no se derrame por la ventana ni se despierten los peces que duermen en las hojas blancas y esconde en los cajones nubes viejas y un montón de ratos desmoronados. Aceituna dice que la tienen que encontrar los barriletes y que la distancia y el tiempo no existen. Aceituna ama al viento. Y se mira en la luna.



miércoles, 13 de agosto de 2008


ACEITUNA
en estado de cielo

Aceituna es un cuento en el cual me existo y me soy. Es una creación sincera. Una fiesta móvil y vertiginosa. Aceituna es una magia sin alternativas, en donde hay una niña que es lo que digo que soy. Aceituna se incinera de flores y de colores y sonámbula de dudas de otros, sobrevuela el descreimiento.

Luciana

lunes, 11 de agosto de 2008

Tengo una garganta que se empecina en deshabitarme. Ya no le tengo miedo, pero desandar mis arrebatos es un camino cada vez más amargo. Ayer me iba en remolino a tocar el espejismo de turno con este brazo que no alcanza y hoy ¿qué hago con todo lo que me sobra? Puedo aprender a atravesar el vacío, puedo aprender a vaciar el vacío y seguir, pero ¿cómo se hace para rescatar a tiempo los destellos que se van apagando? ¿cómo hago para que mi niña no sea un lugar cada vez más difícil de alcanzar?

domingo, 10 de agosto de 2008

la ventana del castillo


Yo le pedí que me contara un secreto y él habló de la fragilidad de las ventanas. Entonces le pedí que me contara una obsesión y él me dijo que los castillos eran insondables. Él es un niño triste que anda desnudo sospechando la eternidad. Se pasea por el fondo de los fondos buscando lo que no puede decir y está harto de los besos que las sombras le tiran desde otros mundos. Yo quise decirle que la pena es antigua, y que la soledad también. Que cuando lloré, aún antes de saberlo, un poco lloré su llanto con el mío, y el de todos, que como dice Violeta, es el mismo llanto. Quise decirle que a mí también me duelen los puentes y los charcos, que yo también esquivo sendas peatonales para esconderme de los soles y que también un día querré irme con el olvido puesto al final de los finales, al después de los después. Pero entonces dijo que tenía un costado de su ser rozado por la incapacidad y la cobardía. Así simplemente. Y yo que a fuerza de sollozar detrás de los espejos aprendí que la tristeza es una media que se niega a darse vuelta, ese día extendí mis brazos y le rocé en silencio este costado de su ser, para equilibrar.

viernes, 8 de agosto de 2008


Damas y caballeros… al subir el telón serán redondas. Son dos porque las quise así una noche, y aunque luna rima con ninguna, a ellas les gustó que prefiriera dos a una. Y los que miren, los que quieran mirar lunas adentro, verán que hoy brillan como siempre, de prestado. La fiesta de los codos volcados en la mesa, la fiesta de soplar deseos ultrajados, la fiesta de las piernas sin muletas, de los brazos necesarios. Y yo estaré ahí, jugando a los juegos preferidos, el juego de los gestos, de no decir o decir apenas las verdades necesarias, el juego de las invisibilidades, de no tener que explicar lo complicado. Damas y caballeros… me invento un rostro de sol diseminado, me invento una luz de hora de la siesta, me anestesio de mis nombres y mis llagas. Oculto entre violetas las sombras mutiladas y entre rojos las mariposas sin sus alas, me invento que me saco del sótano y que río, me río de reírme, me alegro sin palabras. Pero no me pidan, no, que cante. Porque cuando lo que pasa, pasa ahí adonde no se ve, cantar equivale a nadar entre cenizas, a morirse de silencios y de puertas cerradas. Después, ya sin ustedes, me diré que no por sola existe la soledad y esperando el sueño que me elude, nadaré en mis aguas con mis cuerpos. Y sabré de los coros en los charcos, veré a los techos plegarse en bandoneones, seré rehén de los puentes y las flores. No puedo narrarlo pero es preciso nombrar que tragándome las luces que se cierran en la niebla, esperaré en todas las esquinas de la memoria, solamente por saber si es cierto que él siempre asiste a nuestro encuentro. Y después… después, qué se yo, sucederá el eclipse de dos lunas que se cierran en mis ojos, y está bien que esto no rime con todo, ni con nada. Yo soy un barrilete de huesos y de urgencias, que se fuga noche adentro de la música y las palabras, veintinueve me anotaron de un zarpazo, pero a mí me es imposible escapar de la inocencia y de la infancia.

miércoles, 6 de agosto de 2008

agosto


Ahora que las lunas se quedaron dormidas y las horas no se atreven a desandar mi grave estado, escarbo el cementerio de palabras que murieron heridas de ausencia, por si acaso quede alguna ternura que rescatar. Nos sobró soñarnos, nos faltó sabernos. ¿Sabías que las palabras cuando mueren de amor no sangran, porque lo que se desangra es el espacio desde donde se desprendieron? Cómo no reconocerme en la bravura de este intento que hoy fermenta. Cómo no reconocerme en el atrevimiento para fundar paraísos que hoy se esconden. Pero llega la espera y entonces cae por su peso lo que soy sin símbolos, sin gestos y sin significados. Nunca voy a aprender a callar las bocas que me habitan seduciéndome a vivir en una encandilada irrealidad de desnudez y postergación. ¿Qué hicimos con la magia? Decímelo vos, porque yo estoy cansada de explicar lo excesivo y tengo miedo de que sobre, porque siempre sobra, siempre sobra. ¿Por qué el círculo del tiempo nunca se cierra? ¿Por qué no puedo sacarme los huesos y mudarme de piel? ¿Por qué no te pude decir que te quería? Yo no sé nada del amor, pero conozco de memoria su antesala, llena de espejos y puntos suspensivos. Y tu nombre es tan remoto que…
y tu nombre…
tu nombre…
tu…
tú…
¿tú?...
alguien falta
y no recuerdo su nombre.












agosto























vuelve





















cada





















agosto




martes, 5 de agosto de 2008

hoy



Las sábanas perfumadas acarician los rincones de mis rulos que brillan desde el silencio hasta adentro. Hay una rosa que me mira renga pero incapaz de deshojarse por no mutilar un algo que se sostiene en el aire. La serena inocencia que me provoca quitarme la ropa traspasa mis fronteras palmo a palmo cuando en mis dedos se esconde la tormenta. La guitarra me invade los poros impregnando la noche de canciones de miel y tabaco. Desde el beso tibio de las velas florecen plumas que inventan milagros horizontales en los surcos vacíos. Hoy escribo en el blanco de las paredes, en el marco de los cuadros y en la suavidad de la cama. La estrategia de mi sangre que se cuela temblando entre lumbre y humo, hace de mis labios dos filos sin motivos ni memoria, tan derramados que harían tiritar al sol. De par en par la ventana anuncia la inquietud de mis sentidos. Afuera brillan las estrellas. Adentro llueve para que mi lengua no se muera de sed, mientras los charcos reflejan pestañas empapadas. Yo bailo entre pliegues de piel y sábanas perfumadas. Si hoy la luna me nombra mariposa… ¿quién se atreve a condenarme cuando digo que a él le abriría la puerta, las alas y la enagua?

lunes, 4 de agosto de 2008

silencio

Es tan dulce la ternura
con que callas
que fumo y espero
empezar a escuchar
lo que no hablamos.
Siempre
que no sepa qué hacer
con el silencio
vendrán los deseos no nombrados
a arrancarme la piel.

che


Para que no oigan los que niegan, te lo digo con sordina, a mí me engendró la luna en un cacho de neblina. ¿Qué varón equilibrista le dio altura a un metejón y la amó de contrapunto y de una sola vez? En una noche de esas cuando anda rota al medio, me parió de madrugada a contraluz arrabalera; nací antes del invierno, hembra y llena de goteras. Sublevada para siempre y desplegada al infinito, aunque no pueda volver si te miro sé que existo. ¡Se encendieron las luces! vení, pasá, hoy hay función, hagamos equilibrio entre alma y realidad y por pura coincidencia revivamos la ilusión. Pero che, no me pongás esa cara que me bajás el telón. Si vos no escuchás las violas y la orquesta de jilgueros, si no ves que bailan Tita y el Quijote allá en el cielo, si no sentís el perfume a azahares y a mar quieto, si no te duele en la carne lo que gime el bandoneón, si no escuchás el rumor de los puentes y los patios, si no sentís que la noche se mete en tu corazón… aguantá y no me lo digas, no me cortés el piolín, será que un tango me sueña, aplaudí y hacete el gil.