sábado, 29 de noviembre de 2008

A U S E N C I A

Anacoreta. Profundísima soledad. El miedo. Y la nada.
Acá estoy, dispuesta a morir las muertes que acontecen, incapaz de seguir sosteniéndome entre espinas escarchadas. Lo que se desangra es tan inalcanzable que no tengo fuerza para explicar el temor y la rabia. Que me beba mi sed, que me trague, me ahogue y me disperse. Que me burlen mis ideas, que me olviden, me incomoden y me abandonen. Que me callen mis palabras, que me cieguen, me aplasten y me nieguen. ¿Cuán lejos me he ido? ¿A quién espero? ¿A quién le temo? Desde mis ojos al filo de toda herida, brotó un gesto a merodear más allá de lo probable y crucé el aire persiguiendo una garganta que presentía muy cerca. Pero hoy que casi nadie, todas las versiones despiertan los silencios que callé por darle voz. Es imposible dejar la eternidad para más tarde y cuando uno usa las palabras para inventar a alguien, tarde o temprano, termina transformándolo en su propia soledad.

Inmaculadamente
hermosamente
se abraza en la oscuridad.
Entre negro y humo
brilla como la primera estrella de la noche.
Entre luz y lágrimas
se oscurece como las sombras al ocaso.
Entre silencio y duda
se cierra como los camalotes al alba.
Entre grito y desamparo
implacablemente
desanda la tristeza.
Indescifrable.
Y así
entrelazado
entremezclado
se duerme como un niño.
De a ratos abre los ojos
como si hasta el sueño se negara a ser definitivo.
Los puentes de humo
se deshacen vaporosamente emblanquecidos.
Los puentes de recuerdos
se olvidan terriblemente detenidos.
Los puentes de palabras
se ahogan ridículamente inútiles.
Los puentes de agua
se escurren angustiadamente rebalsados.
Y como a quien asiste
al comienzo de las vidas
o al final de los espejos,
me sobra el alma
me sobra el cuerpo
de saberlo
inmaculadamente
hermosamente
inalcanzable.

jueves, 27 de noviembre de 2008


Estar mal a la medida

Indudable

Certera

Precisa.


La incertidumbre exacta

Estar desolado a la medida

Ni más ni menos.


Distancia


Como todos los amores

Ella

condenada a las fechas y a los espacios.


Ahora


habita algún lugar

que el silencio nombra.


JUAN CAMILO BETANCUR





morocho y poeta

el me muestra estas poesías
y yo leo pasmada.

miércoles, 26 de noviembre de 2008


No estar en casi ninguna parte
es la extraña sensación que me alucina.
Como espuma en la cresta de las olas
me entrego y danzo sobre mi propia sangre.
Si este vacío como cruel es inevitable,
la batalla será seguir los acontecimientos naturales.
Hacerme pedazos el corazón
y explotar en un incendio de energía y carne.
Hasta llegar a ese genuino instante
en que respire la honda libertad
de no estar en casi ninguna parte.

domingo, 23 de noviembre de 2008


Desperté y tuve frío.
Me busqué y tuve miedo.
Escribí y eran mentiras.
¿Qué era lo que hacía para no saberme?

sábado, 22 de noviembre de 2008

S A L V A D O R


precisar a alguien para siempre
medio mugre y medio tormenta como yo
alguien con quien cruzar las palabras de una charla honda
y con quien mirarme largamente

viernes, 21 de noviembre de 2008

ESCENARIO MAGIA Y MISTERIO


aplausos
uno…
dos segundos…
(lo que inunda el escenario y lo que significa es todo lo que soy)
tres…
cuatro…
(cuando ustedes gritaron yo tuve miedo)
cinco…
seis…
(o pereza, quién sabe, quizás vanidad)
Aplausos.
siete…
ocho…
(gritaban y trepaban a los árboles porque las flores, porque más fuerte, porque más arriba)
nueve…
diez…
once segundos…
(yo no pude gritar, ni me sangraron las manos, porque a mí no me alcanza)
doce…
trece…
(no me alcanza las flores, ni la savia, ni las ramas, ni el tronco, tampoco la raíz)
catorce...
(pero gracias…)
quince…
(gracias)
dieciséis…
(gracias)
diecisiete…
dieciocho
(gracias)
se apagan las luces
(ahora me acuerdo que la eternidad no era durar para siempre)
se cierra el telón
(qué importa si fue miedo, vanidad o pereza. yo no grité, lo siento. porque después de las flores la savia, después de la savia las ramas, y después el tronco y la raíz y no se acaba…
después los árboles empiezan a caminar)

martes, 18 de noviembre de 2008

S U E Ñ O S

Al borde del mar, el viento nos recortaba formas en las nubes. Vos me quitabas los rulos de la cara y yo reía, mientras te contaba historias. Atardecía. No supe bien cuándo empezó la tristeza, pero yo miraba extasiada el castillo de arena que habíamos construído y vos llorabas. "Mirá, no lo podemos llevar", decías mientras se te deshacía entre los dedos. Entonces yo te secaba las lágrimas y te explicaba: "Sería tan fácil si me creyeras que tengo las manos llenas de castillos".

sábado, 15 de noviembre de 2008

LA CONSPIRACIÓN DE LAS MARIPOSAS


Me resisto a aprender el amor como un tratado de salvajes necesidades. La condición humana es un laberinto básico que podría ser llevado a otras alturas, transportado, sino fuera por la incansable sed de lo inmediato. Suceden atroces encuentros de soledades desesperadas por saciar vacíos interminables, y ésto, podría envenenar hasta al más bienintencionado amor. Hay cierta vulgaridad resignada en la pretensión de no enamorarse, y cierta inocente perversidad en la caricia que no traspasa las fronteras de lo tangible. En un mundo donde el egoísmo va disipando las dudas para ver las cosas claras, la bruma del amor se transforma en algo imposible de atravesar. Desechar como si nada parece ser la garantía del equilibrio, y el amor en porciones, una satisfacción necesaria. El que exagera la independencia es cuerdo, el que exagera el amor es un loco del que hay que ponerse a salvo. Sería tan fácil si salváramos al sentimiento de los moldes a los que estamos acostumbrados… entonces ya no habría temor, ese temor empecinado de nombrar. El amor es una experiencia maravillosa en donde no se gana o se pierde. La histeria es el miedo a perder, es estar en el medio de amar o ser amado, hasta que pasa la novedad. Yo estoy a salvo de esa salvación. A las mariposas les alcanza un día. A mi piel no.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Despertó atormentada por un remordimiento desconocido y carente de entusiasmo. Su mirada turbia apenas le mostraba madera y sombras. Tendida en el piso se esforzaba por ver mientras se le erizaba de frío la piel desnuda. De las largas horas hasta quedarse dormida, tenía una vaga idea aproximada de haber deseado reír y no haber tenido fuerza para la carcajada. Desde donde estaba todo eran sospechas; el resplandor de la calle, el papel entre sus manos, los dedos entintados, los fantasmas no reconocibles y esa sombra. Estaba viva y entera, sin más coágulos que la imposibilidad en la mirada de llenar los huecos grandes para entender la habitación que conocía. Se sentó lentamente, y tomó el papel garabateado como si toda su existencia le rogara quietud. No había dolor físico, sino una amarga certeza de saberse de memoria lo que no sabía: que lo había escrito ella en la oscuridad profunda y que no era su letra, sin embargo leerlo le llenaría rebalsadamente la conciencia. Si al menos fuera una heroica sensación de haber sido esculpida en piedra por manos de otro mundo y no esta inmunda vergüenza de vulgaridad lamida y corrompida. Leyó:

-cuando morir sea

tragar el agua

que hace siglos humedece

mi boca llagada-

No sólo me rodea, ahora me recorre, pensó. Y se preguntó cuándo había aprendido a despedirse de lo imprescindible y a romper con el miedo.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El cielo está sangrando la noche a punto de nacer... por qué estaré tan lejos de lo que quiero.
Si fuera valiente dibujaría puentes para que me encuentres justo a esta hora en la que se me descuelgan los ocasos...
Si fuera valiente dibujaría puentes colgantes y caminos fugitivos hasta este corazón gastado pero invicto; caminos escondidos hasta donde tengo abotonada la soledad, caminos perdidos para que me vengas a buscar...

Y tendría un cielo.
Y un rastro de humo.
Y una luna que cierra los ojos por esta sed que nadie pudo calmar.
SI fuera valiente dibujaría caminos y puentes
y una voz que te diga que lo lejano no existe
y que si te quiero
será de madrugada.

















Y si acaso
no hay puerto
llevame a naufragar.

domingo, 2 de noviembre de 2008


Muy de usted esto de hacerse pensamiento
usted cuando las sombras,
y yo no lo voy a evitar.
Envuelta en gajos de sábanas heladas segregando pieles,
yazgo esperando que usted venga a comerme el corazón.
Usted hace con su ausencia
lo que otros hacen con la lluvia.
A su lado la luna estalla en mil pedazos.
A su lado la luna.
El tercer gallo lo anuncia
usted cuando los soles
y yo no lo voy a negar.