lunes, 21 de septiembre de 2009


Acá una mujer. Rodeada de sombras y pasiones. Se desmorona, se extiende, se retira, se destruye, se restaura. Me siento irreal, en esta mañana sin importancia. Ahora tendría que hablar de la fragilidad de mi carne, cansada de morir de a poco, harta de comienzos y de ausencias. Cuánto tiempo, cuánto tiempo. En el humo negro del cigarrillo, intuyo que lo peor del tiempo es el inmenso espacio que ocupa. El amor arraiga tan pocas veces que temo no tener a nadie cuando me gane el miedo Hay noches en las que debiera atravesarme el descreimiento, porque lo que me aterra es tener la profunda certeza de su existencia y esta ridícula condición de espiarlo a huntardillas desde este cementerio de mariposas y margaritas. Alguien falta y no recuerdo su nombre. Un juego de niños. El estallido de los sentidos. Los escalones que huyen hacia abajo. El resto es ilusión. Cada cual, cual, atiende su juego… y el que no, el que no, una prenda tendrá. Apago el cigarrillo. Acá una mujer. En esta mañana sin importancia.

viernes, 4 de septiembre de 2009

DE REPENTE


No fue a propósito. Siempre que respiro mezclas de colores impertinentes, vienen las asfixias a morirse entre mis pies. Es tan fácil la mirada, tan gusto a viento, tan a la orilla del cielo que soltamos las letras que no se pueden decir y somos cómplices pasajeros de una tormenta indescifrable. Será que el tiempo nos piensa, no fue a propósito. Tan distraída su sonrisa, tan inmenso el mar y mis ganas tan al revés.