domingo, 4 de noviembre de 2007

Vida calesitera


“...Son macanas pura uva tus decires bullangueros...”


Vida calesitera, que me encantás con tus promesas de sortija .Calesita que luce diquera, me campaneás convertida en fiesta y te paseás rodando por mi alma. Meta grupo con almíbar, cascabeles, panderetas y muñecos con resortes. Vida calesitera bruja seductora de mi zurda, lisonjera, zorra vieja, vos sabés cómo darme el empujón. Vos sabés que se me da por las grandezas y me ablando si venís a piropearme una ilusión. Vos sabés que me deschavo fácilmente, que te muestro la hilacha, me emociono y no dudo en entregarme con pasión. Y después me venís con la neblina, vida loca, te reís del tropezón. Lo que era una ilusión se vuelve cruel silencio, lo que era gran tormenta se vuelve un frío charco que me entumece las patas y nadie me alcanza ni un abrazo, ni un toallón. Vida calesitera que sabés cómo volverme enormes las ausencias, revolcarme en el barro, engrupirme y después volverme a engatusar. Así ando vida, de giro en giro haciéndole ribetes a la luna, rodando fulero, remendando las rodillas. Pero no me achico calesita buscona y mentirosa. Entre cuervo y golondrina, apretando bien los dientes, aprendí que girando es más fácil llegar al corazón. Así que tené cuidado vida, tirifila seductora, que ya estoy afilando el manotazo, vos seguí mezquinando la sortija, yo la vuelta que viene se la saco.

jueves, 4 de octubre de 2007

Muñeca de trapo


Con el pucho a flor de labio, baila vestida de escombros, exhalando notas tristes que escuchó de un bandoneón; muñeca de trapo y barro, flor de yuyo apasionada, que por lujo tiene el alma asomada en el balcón. Esconde bajo los dientes la estampilla de amurada, por no andar hecha un despecho llorando al cotorro aquél, que se fue y para avisarle, le dibujó en una carta, que por porteño y poeta, sólo quiere sin querer. La noche que ella nacía, un dios que andaba de escabio, se durmió en alguna esquina o la bruma lo perdió; el caso es que es un escracho, sin membrana en las goteras, culpa de un dios curdoliento, que a atajarla no llegó. Cuando el espejo le bate que anda hecha un mamarracho, ella redobla la apuesta y se acicala el disfraz, con la emboscada de flores en las manos y en el pecho, con un sol en el corpiño y herida de gravedad. Un cacho de mala suerte, mujer honda, zurda y triste, que sabe ovillar hilachas si se rasga una ilusión; muñeca de trapo y barro, flor de yuyo apasionada, que por lujo tiene el alma asomada en el balcón.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Luciérnaga furiosa


Dicen que es mujer como la luna, romántica, melancólica, perezosa y rea. Y cuentan que ama hasta perderse, que le duelen las esquinas, que le gustan los poetas. Que vuela de a pie y late en tono menor, que se emborracha de cielos y se le eriza la piel. Que si suena un tango en flor se le entrecierran las cuencas, se le restrujan las tripas, se le enredan las ausencias. Sus amores la olvidaron inundándola de sed y de su charco la beben los pájaros al amanecer. Que su beso es insolente, sus deseos un escándalo, se desangra de pasiones y se apena de saber. Le fracasa la ternura, se le disfrazan las ganas, se le alborotan los pelos, se le descuelgan las lágrimas. Desde el palco la ensordecen los sueños sin terminar, desde la popular los recuerdos la invitan a regresar. Que se atormenta y se sabe, después de secar su llanto, habrá primero un silencio y un cigarrillo después. Y se sabe también que algún día, cuando la soledad se envejezca, se mirará desnuda, desde lejos, desde afuera, y se irá vestida de alba al final de los finales, al después de los después. Que será de madrugada y que un corso le hará la guardia, mientras le canta el Polaco y las estrellas le bailan. Se irá sola, fatalmente última y descalza, carraspeando un verso nuevo, con el corazón y la piel, invictos pero en llamas, a dejar de esperar. Será que la melancolía es hembra será que la muerte también. Dicen que es mujer como la luna y por ley imposible de esquivar, es sombra y es azucena, es lo que quiera cantar o se le antoje querer.