miércoles, 31 de diciembre de 2008






Y o t a m b i é n

lunes, 22 de diciembre de 2008


En noches de luna llena y brisa serena
hay un ángel que viene al río
a mojarse los pies.
Cuando los árboles se vuelven negros
y hablan las estrellas,
él se hace de sed y sequía
para tragarse la noche
que despierta en el agua.
Y así sumergido, entrega su corazón desterrado.
Busca lo que fue, lo que es, lo que será,
mientras los recuerdos pasan corriendo
y el egoísmo es la ausencia misma.
Todo vuelve en efímeras conclusiones
que los camalotes sostienen hasta el alba.
Y los ojos se le llenan de lunas.
Y la boca se le llena de peces.
Y las manos se le llenan de espuma.
Y los pies se le entierran desandando la sangre.
En noches de luna llena hay un ángel que abandona los trenes
para mojarse los pies en el río.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

C R Ó N I C A S I N T I E M P O

Al ritual del rendimiento de cuentas
legado
herencia
obligación del alma
me enfrento despreocupada y libre.
Sucedidos
susesivos
minutos malgastados
instantes apurados
reservas cotidianas
y pausas aparentes.
En vilo
desvelo
madrugadas.
Donde empiezan los finales
abandono un para siempre
y me abrazo a un hasta luego.
Para sonar al mismo tiempo
sin maniáticas agujas
regulares e incansables.
Y al mundano devenir del almanaque
invisible
lo transcurro
por no dejar la eternidad
para más tarde.

lunes, 15 de diciembre de 2008

N O



tu ausencia se hizo larga y yo ya entregué lo que no perdí, ya te dejé partir. no vuelvas, ya salvé al amor. hasta la luna se durmió esperando y la rabia me hace daño de tan mansa, no vengas a hacerme real tanta distancia. te regalo los pájaros que te cuelgan en el pecho, no quiero los poemas, no quiero esa canción. silencio poeta, no me hables, no me llores, no me muestres tu camino, no me invites por favor, que se me desentierran las noches en las que me anduvo sobrando la ilusión; este drama ya no es tuyo poeta, en otra pieza buscá la inspiración. que acá la soledad es enorme y las musas sangran tu nombre repetido; tus dudas, tu fantasma, andate con tu adiós... que tu partida sonó a bandoneón ensangrentado, a arco de violín clavado en medio del zanjón. y sin embargo ves, te estaba esperando... pero no, no vuelvas, los dos volamos, sabrá la noche que eso es cierto, pero no quiero saber si seguís siendo golondrina, si te cuesta ser feliz, si el mundo te venció, si tenés ganas de seguir o tenés ganas de llorar o si lloraste aquella vez. sospecho la largura de tu siempre aburrimiento, presiento que andás buscando un verso, una canción y no quiero este remordimiento de saber que sos bueno y que te quiero, cómo te quiero, corazón. vení, soltate la ternura y dormite en este abrazo, ya te elegí la esquina de la luna para que busques el brillo que te falta si algún día te quedás sin voz, y no hables... que este poema se quede sin final, dormite antes de que lloremos y mañana, mañana cuando aclare no ensucies la blancura del papel. mañana andate y no, no vuelvas con la farsa, no vuelvas, llevate esta amargura de amistad, tibieza y honor. que cuando sea el tiempo, al final yo lo escribo entre vinos y cigarros, le pongo punto y le bajo el telón. porque ya ves, ya ves cómo te quiero, ya ves que es inútil corazón… no tengo otra piel adónde irme, así que andate, andate y ya no vuelvas, llevate tu sonrisa, tus poemas y tu voz.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Si ven una libélula déjenla volar, pudiera ser mi alma.


¿por qué el tiempo pasa tan de prisa?
porque el viento lo escribió un día de tormenta.

¿por qué cantan los pájaros al amanecer?
por se cuentan los finales de los sueños interrumpidos por el despertador.

¿por qué corre el río, brincando, sin detenerse?
porque vio pasar a los que no van a volver.

Se saca el nombre y las medias. Se pone las flores y los huesos. Se olvida las horas y los años. Se descuelga unos globos de los ojos y sale a correr por las terrazas. La hora en que los duendes escurren las almohadas haciendo de lágrimas calladas, gotitas de rocío; la encuentra bebiendo de la luna, buscando más respuestas. Después el amanecer, que no puede perder tiempo, se le escapa llevándose dos globos y una flor.

¿por qué amanece naranja y dorado?
porque cada día hay quienes no supieron cómo decir.

¿por qué se caen las hojas cuando llega cada otoño?
porque le pesan los recuerdos de los que se olvidaron.

¿por qué cantan las ranas de noche en los charcos?
porque hay niños que crecen sin conocer el mar.

De cara a la soledad, la mira tan sólo con curiosidad. Y sabe que aún en el miedo puede existir un amor sin límites. Sabe que su alma es un torbellino de palabras enloquecidas y aunque la vida se empecine en formarle años y recuerdos, siempre en sus ojos se leerán cuentos infantiles más nuevos que sus sombras, más puros que sus certezas, más ciertos que sus visiones. En definitiva, que culpa tiene ella de que los pájaros hayan elegido su pelo para dormir.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

S O Y


A veces soy como las flores que se arrodillan en la tormenta y esperan.
A veces soy la tormenta misma. Rebelión de sombras cuando el día.
Después la noche y la mañana siguiente. Mientras tanto el miedo, la urgencia,
la embriaguez, la espera, la memoria y la piel.
A veces me voy. A veces me escondo. No sé si cuando lecho de nieve,
cuando brote de sangre, cuando murmullo adormecido.
Tal vez un río seco. Acaso una azucena.

domingo, 7 de diciembre de 2008

CUANDO MI VOZ SE CANSA



Oiga usted, guárdeme la tibieza que ya voy, se me enredó un enojo en los harapos y son tantos los agujeros esta noche que mejor me prendo un pucho y después voy. Este amargor se me sube por el pecho, me lo ahueca de palabras, me aprisiona las flores y me ahoga la canción. Y yo no sé qué hacer con estas ganas de descolgarme del viento, de borrarme los colores, de apagar hasta a los grillos y dormir en un rincón. No es que sea mía esta amargura, pero vea que hace rato… por ahí quién sabe, por qué elije mi pelo, mis manos y mi voz. Si yo quiero, quiero juego, quiero ganas, quiero mañana, quiero bailar. Pero me duele espero, me duele verso, me duele canto, me duele lejos, me duele verdad. Y sépalo bien, cuando usted tira de las cuerdas que desatan mi vuelo, convoca ternuras parecidas a mí que me dicen que no llore, que no diga que no.






jueves, 4 de diciembre de 2008

M E N G U A N T E


Ahí donde hacen cruz el deseo y el olvido, fecundan siguiendo el curso del tiempo, brumosos espejismos. De arena y barro la piel se retuerce como si fuera un pañuelo que alguien lava en la rivera del silencio. A paso lento respira el viento y este rumor húmedo y disperso parece ser el reflejo de otra noche que nunca amaneció.

sábado, 29 de noviembre de 2008

A U S E N C I A

Anacoreta. Profundísima soledad. El miedo. Y la nada.
Acá estoy, dispuesta a morir las muertes que acontecen, incapaz de seguir sosteniéndome entre espinas escarchadas. Lo que se desangra es tan inalcanzable que no tengo fuerza para explicar el temor y la rabia. Que me beba mi sed, que me trague, me ahogue y me disperse. Que me burlen mis ideas, que me olviden, me incomoden y me abandonen. Que me callen mis palabras, que me cieguen, me aplasten y me nieguen. ¿Cuán lejos me he ido? ¿A quién espero? ¿A quién le temo? Desde mis ojos al filo de toda herida, brotó un gesto a merodear más allá de lo probable y crucé el aire persiguiendo una garganta que presentía muy cerca. Pero hoy que casi nadie, todas las versiones despiertan los silencios que callé por darle voz. Es imposible dejar la eternidad para más tarde y cuando uno usa las palabras para inventar a alguien, tarde o temprano, termina transformándolo en su propia soledad.

Inmaculadamente
hermosamente
se abraza en la oscuridad.
Entre negro y humo
brilla como la primera estrella de la noche.
Entre luz y lágrimas
se oscurece como las sombras al ocaso.
Entre silencio y duda
se cierra como los camalotes al alba.
Entre grito y desamparo
implacablemente
desanda la tristeza.
Indescifrable.
Y así
entrelazado
entremezclado
se duerme como un niño.
De a ratos abre los ojos
como si hasta el sueño se negara a ser definitivo.
Los puentes de humo
se deshacen vaporosamente emblanquecidos.
Los puentes de recuerdos
se olvidan terriblemente detenidos.
Los puentes de palabras
se ahogan ridículamente inútiles.
Los puentes de agua
se escurren angustiadamente rebalsados.
Y como a quien asiste
al comienzo de las vidas
o al final de los espejos,
me sobra el alma
me sobra el cuerpo
de saberlo
inmaculadamente
hermosamente
inalcanzable.

jueves, 27 de noviembre de 2008


Estar mal a la medida

Indudable

Certera

Precisa.


La incertidumbre exacta

Estar desolado a la medida

Ni más ni menos.


Distancia


Como todos los amores

Ella

condenada a las fechas y a los espacios.


Ahora


habita algún lugar

que el silencio nombra.


JUAN CAMILO BETANCUR





morocho y poeta

el me muestra estas poesías
y yo leo pasmada.

miércoles, 26 de noviembre de 2008


No estar en casi ninguna parte
es la extraña sensación que me alucina.
Como espuma en la cresta de las olas
me entrego y danzo sobre mi propia sangre.
Si este vacío como cruel es inevitable,
la batalla será seguir los acontecimientos naturales.
Hacerme pedazos el corazón
y explotar en un incendio de energía y carne.
Hasta llegar a ese genuino instante
en que respire la honda libertad
de no estar en casi ninguna parte.

domingo, 23 de noviembre de 2008


Desperté y tuve frío.
Me busqué y tuve miedo.
Escribí y eran mentiras.
¿Qué era lo que hacía para no saberme?

sábado, 22 de noviembre de 2008

S A L V A D O R


precisar a alguien para siempre
medio mugre y medio tormenta como yo
alguien con quien cruzar las palabras de una charla honda
y con quien mirarme largamente

viernes, 21 de noviembre de 2008

ESCENARIO MAGIA Y MISTERIO


aplausos
uno…
dos segundos…
(lo que inunda el escenario y lo que significa es todo lo que soy)
tres…
cuatro…
(cuando ustedes gritaron yo tuve miedo)
cinco…
seis…
(o pereza, quién sabe, quizás vanidad)
Aplausos.
siete…
ocho…
(gritaban y trepaban a los árboles porque las flores, porque más fuerte, porque más arriba)
nueve…
diez…
once segundos…
(yo no pude gritar, ni me sangraron las manos, porque a mí no me alcanza)
doce…
trece…
(no me alcanza las flores, ni la savia, ni las ramas, ni el tronco, tampoco la raíz)
catorce...
(pero gracias…)
quince…
(gracias)
dieciséis…
(gracias)
diecisiete…
dieciocho
(gracias)
se apagan las luces
(ahora me acuerdo que la eternidad no era durar para siempre)
se cierra el telón
(qué importa si fue miedo, vanidad o pereza. yo no grité, lo siento. porque después de las flores la savia, después de la savia las ramas, y después el tronco y la raíz y no se acaba…
después los árboles empiezan a caminar)

martes, 18 de noviembre de 2008

S U E Ñ O S

Al borde del mar, el viento nos recortaba formas en las nubes. Vos me quitabas los rulos de la cara y yo reía, mientras te contaba historias. Atardecía. No supe bien cuándo empezó la tristeza, pero yo miraba extasiada el castillo de arena que habíamos construído y vos llorabas. "Mirá, no lo podemos llevar", decías mientras se te deshacía entre los dedos. Entonces yo te secaba las lágrimas y te explicaba: "Sería tan fácil si me creyeras que tengo las manos llenas de castillos".

sábado, 15 de noviembre de 2008

LA CONSPIRACIÓN DE LAS MARIPOSAS


Me resisto a aprender el amor como un tratado de salvajes necesidades. La condición humana es un laberinto básico que podría ser llevado a otras alturas, transportado, sino fuera por la incansable sed de lo inmediato. Suceden atroces encuentros de soledades desesperadas por saciar vacíos interminables, y ésto, podría envenenar hasta al más bienintencionado amor. Hay cierta vulgaridad resignada en la pretensión de no enamorarse, y cierta inocente perversidad en la caricia que no traspasa las fronteras de lo tangible. En un mundo donde el egoísmo va disipando las dudas para ver las cosas claras, la bruma del amor se transforma en algo imposible de atravesar. Desechar como si nada parece ser la garantía del equilibrio, y el amor en porciones, una satisfacción necesaria. El que exagera la independencia es cuerdo, el que exagera el amor es un loco del que hay que ponerse a salvo. Sería tan fácil si salváramos al sentimiento de los moldes a los que estamos acostumbrados… entonces ya no habría temor, ese temor empecinado de nombrar. El amor es una experiencia maravillosa en donde no se gana o se pierde. La histeria es el miedo a perder, es estar en el medio de amar o ser amado, hasta que pasa la novedad. Yo estoy a salvo de esa salvación. A las mariposas les alcanza un día. A mi piel no.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Despertó atormentada por un remordimiento desconocido y carente de entusiasmo. Su mirada turbia apenas le mostraba madera y sombras. Tendida en el piso se esforzaba por ver mientras se le erizaba de frío la piel desnuda. De las largas horas hasta quedarse dormida, tenía una vaga idea aproximada de haber deseado reír y no haber tenido fuerza para la carcajada. Desde donde estaba todo eran sospechas; el resplandor de la calle, el papel entre sus manos, los dedos entintados, los fantasmas no reconocibles y esa sombra. Estaba viva y entera, sin más coágulos que la imposibilidad en la mirada de llenar los huecos grandes para entender la habitación que conocía. Se sentó lentamente, y tomó el papel garabateado como si toda su existencia le rogara quietud. No había dolor físico, sino una amarga certeza de saberse de memoria lo que no sabía: que lo había escrito ella en la oscuridad profunda y que no era su letra, sin embargo leerlo le llenaría rebalsadamente la conciencia. Si al menos fuera una heroica sensación de haber sido esculpida en piedra por manos de otro mundo y no esta inmunda vergüenza de vulgaridad lamida y corrompida. Leyó:

-cuando morir sea

tragar el agua

que hace siglos humedece

mi boca llagada-

No sólo me rodea, ahora me recorre, pensó. Y se preguntó cuándo había aprendido a despedirse de lo imprescindible y a romper con el miedo.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El cielo está sangrando la noche a punto de nacer... por qué estaré tan lejos de lo que quiero.
Si fuera valiente dibujaría puentes para que me encuentres justo a esta hora en la que se me descuelgan los ocasos...
Si fuera valiente dibujaría puentes colgantes y caminos fugitivos hasta este corazón gastado pero invicto; caminos escondidos hasta donde tengo abotonada la soledad, caminos perdidos para que me vengas a buscar...

Y tendría un cielo.
Y un rastro de humo.
Y una luna que cierra los ojos por esta sed que nadie pudo calmar.
SI fuera valiente dibujaría caminos y puentes
y una voz que te diga que lo lejano no existe
y que si te quiero
será de madrugada.

















Y si acaso
no hay puerto
llevame a naufragar.

domingo, 2 de noviembre de 2008


Muy de usted esto de hacerse pensamiento
usted cuando las sombras,
y yo no lo voy a evitar.
Envuelta en gajos de sábanas heladas segregando pieles,
yazgo esperando que usted venga a comerme el corazón.
Usted hace con su ausencia
lo que otros hacen con la lluvia.
A su lado la luna estalla en mil pedazos.
A su lado la luna.
El tercer gallo lo anuncia
usted cuando los soles
y yo no lo voy a negar.

jueves, 30 de octubre de 2008



Sospecho el vértigo de tus labios gota a gota
pero tu nombre es tan remoto
que se ríen de mí hasta los espejos.
Así como se adivina la mañana
en la imposibilidad ridícula de las sombras,
así como se adivina la savia
en la rudeza sedienta de los troncos,
dejame
que hoy
la luna
se caiga
por tu espalda.


sábado, 25 de octubre de 2008

FICCIÓN

Soy
el sinsentido de una magia arremetiendo en nuevas formas que no puede disipar la soledad. Una creación sincera. Un vértigo sin alternativas. Un grito empecinado vomitando visiones. En el atrevimiento para andar los límites y fundar paraísos, en la resaca de la desilusión, en el medio de la tormenta, soy.
Pero el escenario se achica
la función no termina
las luces queman
y los ojos que me miran no pestañean.
Hoy que la lucidez me cuesta el saber que las palabras no son mis palabras, hoy que el ansia de hablar me despierta exhausta, no encuentro la palabra que valga más que su silencio.
Hay una forma de mí detrás de las ideas.
Un gesto en el vacío
Una mirada desnuda.
Un cuerpo náufrago.
¿Será posible que exista alguien que por algunos instantes apague la luz perenne que me enceguece y me alucina?
¿Será posible que atravesemos en tenue brillo la zona cierta de los descansos?
¿Y que cuando la intermitente vuelva a encenderse me vea deshacerme sin creerme demasiado?
Aquí lo espero.
Temblando entera.
Puro silencio.

jueves, 23 de octubre de 2008

Che pirulo, vení pasá...
¿adónde vas con esa pinta?
vení, vení…
golpeame la puerta que te miento a contramano y te entretengo. Anclate a esta curda arrabalera, que me aprieto a tu cuore despacito y al vaivén de algún tango compadrito, te muestro el corazón de la tormenta. Y capaz, si tenés suerte, te desgajo una canción que te cuente que me canso de dar tumbos, que el amor me hace gambetas, que se yo, yo te compro la noche che, gomina, y te la cuelgo en la solapa y en los ojos, te plagio el arcoiris de un zarpazo y te dejo de regalo el corazón. Sin cabaret y sin rouge, sola, fatal, descangayada, tengo un beso que lo estampo donde sea. Pa´que aprenda la gilada que esta farsa pura uva de decires que no existen, tienen de mentira el maquillaje y de verdad, un no se qué.
Vení, vení...
que el amor se hace a media luz volando,
un poco naciendo y otro poco muriendo,
entre sollozos y tembluras…
y sí, el amor es llorón, y qué.

martes, 21 de octubre de 2008


Hay algo que se sostiene en el aire
atravesando las cuerdas de la lluvia.
Milagros suspendidos desde las pestañas vacías.
Tan derramado es el filo de tus ojos
que hoy te nombro
la estrategia del silencio
sin motivos
sin memoria.

sábado, 18 de octubre de 2008

ROSTROS DE MÍ

I
ELLA
Se levantó del piso ignorando el anuncio de su cuerpo tembloroso y encendió un cigarrillo. Inútiles habían sido la noche y el descanso consumado a medias. Lentas fueron las horas en las que él estuvo cerca, lentas y atravesadas por un algo imposiblemente posible. Horas avasalladoramente generosas, en las cuales el delirio de una aparente vergüenza de breteles caídos y polleras levantadas los embriagó hasta paralizarlos. Debió haber besado el agua de sus manos, las cosquillas de sus ojos, el calor de su piel. Porque las espadas que no usó antes, se despertaron ahora para lastimarla sin sangre. Espadas las uñas, las pestañas, las rodillas. Debió haber lamido la agria sospecha de respiración amontonada cuando se adivinaban los gritos ahogados, porque ahora se sabe en carne viva aún sin esos rasguños. Debió haber derribado las paredes que ocultan la humedad y revelar los pedazos. Reincidiendo en el desastre del tabaco desespera por resucitar de la peor de las muertes, la que no fue. Le crece la boca, balbucea rugidos, se le eriza el cabello, sofocada en un sabor a carne y convertida en bestia atraviesa las horas que siguen, revolcándose en la humedad de su propia cien.


II
EL
-No fui hecha para los hombres- había dicho ella aquella vez, cuando él la encontró cantando esa canción con los pies sumergidos en la fuente de la plaza y se había atrevido como pocas veces en su vida a decirle a una mujer que era hermosa, “hermosamente intensa, uno no sabe bien si oscura o clara”, fueron exactamente sus palabras, las que disiparon por ese instante la idea permanente de nombrarse mediocre y ridículo. –“además me falta paciencia para creer eso” – fue la repuesta, y siguió cantando. Ni la duda ni la angustia lograron convertirme en una bestia, pensó observándola desde lejos, aunque hubiera corrido a sumergirse en ese espectáculo confuso, indiscernible, que eran ella, el agua, su pelo y esa brusca clara oscuridad. Se quedó inmóvil, acorralado en la largura del desfile ruidoso de las sombras internas. Hay seres que no se cuestionan su utilidad y viven a salvo de una búsqueda poblada de esperas y pasiones. Hay otros seres, como él, que conocen del congelamiento y el hervidero ininterrumpido de empezar o acabar la vida a cada instante, sin saber nunca muy bien, cuál de todas las apreciaciones sobre sí mismo es más mentira y que comprenden que el entusiasmo no es una liberación sino los momentos más vitales de una inercia infinita e inevitable. Y estaba cansado de estar sano y salvo, casi desmayado solía pensar, cansado de la siempre huída a ninguna parte que le provocaba la gente luminosa y otras cosas agradables. Tuvo que armarse de una artillería que lo pusiera a salvo de su propio abandono cuando nadie golpeaba la puerta y la noche se hacía larga; una pipa que lo respirara, unos vinos que amortiguaran el letargo, quejas de bandoneones que recorrieran la longitud de su nostalgia. Y ahora no entendía cómo el dolor de cada día podía esfumarse de repente, hechizado tal vez, por ese canto de una brusquedad claro oscura, que nadie parecía oír. Un instante de esos en los que la vida se vuelve posiblemente apasionante, acaso porque una mujer descalza, profunda y misteriosa, despierta en el alma de un hombre triste, una serie de peligros distintos y desconocidos


III
ELLOS
Como una lluvia interminable fueron. Cuando comprendieron que ni todos los medios que se dieron para defenderse uno del otro servirían para evitar su encuentro siempre renovado. Él la miraba tanto, preguntándose en silencio si le alcanzaría la vida para desentrañar los tormentos que a menudo se la llevaban lejos y así poder abrazarla verdadera y definitivamente; mientras tanto ahí la esperaba durante ese exilio misterioso, hasta que ella volvía a darle ese alivio de resurrección que le provocaba verla regresar tan débil. La amaba tanto luminosa como abatida, aún amaba a esa inalcanzable ella que era cuando empezaba a abandonarse. La belleza de dos que se nombran solitarios, incapaces de decirse necesarios, fue su amor. Ella lo miraba tanto, solía pensar que podría estar en el mismo lugar cincuenta años atrás, doscientos, mil, porque este amor incompleto era su único camino de regreso. Lo amaba tanto en su tristeza de niño como en la quemadura de sus alegrías, aún amaba a ese incomprensible él que era cuando la quietud lo volvía brusco e inquietante. Unidos por una hondura infinita descubrieron a la vuelta de sí mismos que el amor no es absoluto y ese fue su mayor encuentro. Allí estaba cada uno para combatir las más cínicas y dolorosas causas del otro cuando alguno enmudecía o temblaba de angustia. Allí estaban, avasalladoramente generosos, a salvo del estado de alerta y del egoísmo. Sin preguntarse jamás qué necesitaban para ser felices porque hubiera sido imposible distinguirlo, un poco por miedo y otro poco por la sospecha cotidiana de la libertad. Mirada tras mirada de una rebeldía imposible de disimular, hallándose cada vez, presintiéndose muy cerca. Los destellos verdaderos con los que coincidían sus pieles y la serenidad mentirosa con la que se desprendían y salían a la calle.


IV
YO
Algún día será mañana, no recuerdo cuánto falta y tengo tanto miedo. Este no que no me alcanza. Hubiese querido no morirme para poder esta noche abandonarme. Yo no sé mañana, no sé tiempo, no sé prohibido. Habito en un animal tembloroso, atormentado y hambriento, sin coraje para devorarse a sí mismo. Si el espejo abriera sus puertas debiera dejarme tragar. Alguien mueve muy mal esta marioneta siempre equivocada que no encuentra asilo en su vientre. Me abarca y me cerca con una frontera de palabras esta vorágine que es mi cabeza. Quiero cantar y la garganta me suda una voz pastosa y ahogada. Completamente desarraigada hoy siento el destierro de la infancia. Necesito del escalofrío y el estremecimiento, por eso esta desnudez y esta lejanía con el mundo. Mis pasiones son adictivas. Soy imprudente y no tiene elegancia esta extremada tristeza. ¡Para qué tanta piel! ¡Tanta memoria! Indecible es mi amor y esta sed embriagadora y repetida. Si saliera el sol me moriría de la misma muerte porfiada y reiterada porque no se irme entera.


V
VOS
Un día de esos en los que las almas salen a jugar, en un salto acrobático te zambulliste en el precipicio de mis sombras para desafiarme con tu sonrisa de paraguas. Me hablabas perdido en un cielo de pájaros de papel que salen por la ventana de la cocina huyendo de las manchas de mate y las migas de pan, a salvo de la casi envidia que causa tu tierna osadía de pretender ser la primavera misma, de la casi molestia de no poder dejar de mirarte, la casi mueca de alegría contenida. Con tu ingenuidad, locura, desparpajo, impregnás el aire con la misma pregunta que hacen cada día esas flores que mirás con la sorpresa más auténtica y verdadera: ¿qué nos impide jugar? Me pusiste en la cara la posibilidad del coraje, del riesgo, del goce, del deleite, del juego más divino, el de la creación y recreación de los momentos cotidianos. Desplegándote, resbalando, bailando, haciendo y deshaciendo por puro placer. Y el envión para mi hamaca fue tan fuerte que casi salgo volando esquivando estrellas. A buscar ese enigma milagroso de romper amarras mientras la vida le da cuerda al tiempo. A reírme a carcajadas con los sentidos relampagueados, porque con los motivos para la vergüenza, cayeron también los significados, los símbolos y los breteles. Medio ternura de niña, medio indecencia de mujer, sin saber muy bien cuál era más mentira, desorientada, pero qué más da si me tatuaste una sonrisa a largo plazo. Un día de esos en los que las almas salen a jugar, al fin pasaron los barriletes por acá y yo casi ni me di cuenta de que se llevaban todo lo que yo ya no necesitaba más.

VI
NOSOTROS
Es muy probable, pero no recuerdo, que este vestigio de sabor a milagro, no sea más que la porfía que desafió a un imposible, madurada y fermentada. Es muy probable pero no recuerdo.
Vos y tu ternura de charco, ¿pero qué más puede ser alguien cuando ha decidido desandar su tristeza? Yo y mi tormenta crecida, ¿pero qué más puede ser alguien cuando el pecho se le abraza en una lluvia de chispas? Así entonces, nos reímos del inútil forcejeo de la conciencia, porque comprender y aceptar, tanto las maravillas como los desencuentros, hubiera sido empezar a morir de a poco, y nosotros sellamos un pacto más parecido al de dos niños. La sospecha fue sondear las profundidades de nuestros corazones, romper cadenas, alguna magia, poder volar; pero la abundancia fue desmedida y en mi salvaje todo o nada, no pude escribir un cuento infantil, no porque hubiera olvidado ese lenguaje sino porque adonde viven aún tu inocencia y mi inocencia, es un lugar que nos fue imposible de alcanzar.

viernes, 17 de octubre de 2008


me río despacito.
para que el mar no se derrame por la ventana ni se despierten los peces que duermen en las hojas blancas. para que las nubes no se escondan en los cajones y las plumas no se caigan de la mesa. para que no estallen las estrellas ni se descuelguen los pétalos del techo. para que no se desmoronen los ratitos y las gotas sigan cayendo para arriba. para que te encuentren los barriletes y las luciérnagas no desaparezcan en los espejos.
me río despacito de lo lindo que está todo acá
cuando vos estás.
como vos
yo también
lloro a veces
me acurruco
juego
y como caramelos
para vivir.

jueves, 16 de octubre de 2008

No te vayas tarde mía, pedazo de infinito degollándose despacio al filo de los árboles. De madrugada se desmantela mi voz sedienta y he de morirme de nostalgia … si usted supiera cómo llueven los cuerpos de madrugada. Si a la luna le pesa tanta ausencia y no se cae, tarde mía no te vayas noche adentro aunque quieras descansar. De punta en naranja y rojo al aire, tan de mí tan lejos, no te vayas tan de mí.

sábado, 11 de octubre de 2008

arena que la vida se llevó

La espera es un fantasma fatal que gime una canción absurda y melancólica. Le da a la razón neblina de poeta y compás de tango al corazón. De espalda a los recuerdos, tan lejos y tan cerca, la espera se viste de los andrajos colgantes que forman las babas porfiadas de alguna ilusión. Dolor de lata en las entrañas, temblor maquillado de verdín en los ojos y en la piel, las manos empapadas de dulces inquietudes y una triste sensación de no se qué. Rezongan la luna, los meses y las sombras cuando el tren pasa y su queja, suena los nombres que se fueron muriendo de espera en el andén.

viernes, 10 de octubre de 2008

Punto de fuga


La luna respira apenas entre algodones de invierno porque hoy para que no despierte, andan en puntas de pie hasta los vientos. Yo que nunca supe cómo ser madera, navego piel arriba a mezclarme con la bruma, sin más canora que del corazón la inquietud y de la herida abierta, la espesura. A buscar algún remanso en las estrellas, a saber si allá en el fondo del cielo alguien me espera. Tarareando un vaivén de melodía y mecida por la caricia de la marea, voy sin timón y sin amarras, sin más equipaje que una flor que cambié por mi soledad en la ribera. Allá voy, la magia me desliza y es tan leve el curso que me lleva, que no hay miedomuerdesueños que me apague, porque hoy para que todo sea tan verdadero, andan en punta de pie hasta los vientos y la luna se va a quedar despierta.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Ocaso


Se degolla la tarde, como yéndose a lo impronunciable. El cielo se inclina sobre la tierra hasta casi besarla. Luz afuera el día, disipa el borde de las cosas, haciéndolas adivinables. Dos sombras se deslizan. Resplandecen las fisuras de dos seres que se esconden para amar. Te esperaban noche. Y sabés que te prefieren con tormenta.

sábado, 4 de octubre de 2008

AUTODESTRUCCIÓN

Está girando, presiento su ferocidad alrededor oliendo mi debilidad. A su favor se vuelan todos los pájaros que tengo porque se oye que afila su zarpazo final contra la pared. Su risa detiene mi pulso y caigo herida de desnudez. Si la mano que me mata es mi propia voz burlándose de mis intentos ¿cómo hace una niña mutilada para robarle unas horas a la muerte?

quisiera una palabra que desate una curva

ayer


me daba de beber
y tenía miedo
de beberme
de devorarme
de respirarme
hasta deshabitarme


hoy

desperté y tuve frío
me busqué y tuve miedo
escribí y fueron mentiras
¿qué era lo que hacía para no saberme?


siempre

me abarca
me devora
me cerca
con una frontera
de palabras
esta cabeza
mi borágine

jueves, 2 de octubre de 2008

MAREA

se despide del mundo
desde el fondo de un mar
que está creciendo
porque sabe
que la muerte
podría evitarle
el desamparo feroz
de la marea
devolviéndolo
envuelto de espuma
a la vida

no sé por qué la luna lo llora
y la marea
no sé por qué el viento lo grita
y la marea

si todo es tan bello al alba
no sé por qué no existe
un sol que desbarate
el hueco negro que lo guarda
y lo arrastre mar adentro
en la cresta de las olas
hasta que respire la honda libertad
de no estar en casi ninguna parte

se despide del mundo
desde el fondo de un mar
que está creciendo
porque sabe
que la muerte
podría evitarle
el vacío cruel
de la marea
arrastrándolo
rompiéndolo
haciéndole pedazos el corazón
contra la vida
en un incendio
de energía
y carne

martes, 30 de septiembre de 2008

He visto

a Nicolás


A cierta hondura,
he visto soles desprendiéndose en silencio
y la sospecha de una llama que carcome lo inocente.
A cierta hondura,
he visto un cementerio de pájaros sin sombra
y el temblor de un temporal de voces que envejecen.
Y ahí donde una fiebre de alas persistente,
fecunda los mutilados motivos de la muerte,
he visto inmaculada
a tu ternura,
resistiéndote serenamente.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Terminal

Se oye un murmullo fantasmal
cuando vomitan las sombras.
El sol encandila
mi ceguera alucinada.
Se adivinan los aullidos desgarrados
y el cerrojo de la ausencia.
Me he de ir.
Se vacían los vacíos
y sólo las palomas asisten
al suicidio de mis palabras.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Dijiste: “no piba es una, la luna es una y de mayo, disculpame si me atrevo a juzgar tu corazón, pero a mí no me vengás con el triste descontento y si querés darme un beso, largá la autocompasión.” Que el reflifle de amurada se me caía de parado, que tenía que ir pensado en no andar agazapada. Me encaraste bien polenta, me escupiste en las heridas, y te faltó conocerme por no correr la cortina. De tanto oír tu monólogo, casi creí que era cierto, si hasta quise barajarme y me miré con desprecio, ¿qué soy chinchuda y rezongo? ¡mirá qué descubrimiento! Pero anoche tuve un sueño y ahora estoy más aliviada, sin vergüenza, sin excusas, vi a mi alma desangrada. Tenía una pata en los yuyos y la otra en el asfalto, en la derecha una rosa, la zurda llena de barro. Me miraba en un espejo que colgaba de la luna, me reía a carcajadas de verme sola y desnuda. ¡Era yo! más yo que nunca, estaba pariendo un verso chamuyero y bien tristón. Pará con el cotorreo, paparulo de ideas claras, me cantaste falta embido y me volaste la terraza. Ni hace falta que lo digas, guardate la explicación, a vos te sobra futuro y a mí me sobra emoción. Así que andate tranquilo, te agradezco los consejos, pero acá va a haber tormenta de barro, sangre y saliva, no sea cosa que en un descuido, te manchés el pantalón.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Volar

En un acto desvelado

Luna:- ¿Y él sabrá volar?
Ella:- Sí, sabe.
Luna:-¿te lo dijo?
Ella:-no.

(silencio)

Luna:-Mirate.
Ella:-¿Por adentro?
Luna:-Vos mirate.
(ella se mira y se tapa el rostro con las manos)
Ella:-No hay nada.

(silencio)

Luna:-¿Qué ves?
Ella:-Dos pies… dos piernas… dos manos… dos hombros… una boca
Luna: (interrumpe) ¿Y para qué?
Ella: Para inventarlos otra vez.
Luna: Eso decile.
Ella: Él no me va a creer.
Luna: No lo puede negar.

(amanece)

domingo, 7 de septiembre de 2008

Lueve




Sopla un viento fuerte del sur.
Debo decirla, pero cómo decir lo excesivo.
Parada en medio del frío de lo incompleto,
me dejo beber los temblores
por las lenguas calmas del agua.
Cuando la memoria de los sentidos
descubre ese rumbo vertical,
sólo queda dejarse escurrir
hasta saciar la sed de la tierra.
De nada sirven las maniobras rebeldes de las palabras
a pesar de sus ritmos y combinaciones,
porque esta curación monótona y profunda,
parece ignorar el idioma de las excusas y las explicaciones.
Lentamente caen los velos que cubren la piel
de otras lluvias parecidas al mundo
y con ellos la magia que todo lo viste,
el deseo que todo lo confunde,
la prisa que todo lo acaba.
Entonces si cierro los ojos,
vuelvo a ser lo que era antes que toda desmesura
me atravesara de espejismos.
Incapaz de cualquier disimulo.
Justo allí donde la rebeldía y la prisa naufragan
y el hundimiento sucede entre nubes que lloran
y lunas que engendran nuevas lunas.
Llueve.
Ya no sé si me sostengo del cielo o de la tierra.

donde muere el aguacero

totalmente mojada y rebelada

ignoro la verdad de la tormenta

mucho tiempo antes del comienzo

yo ya tenía recuerdos


llueve

llueve

y castiga

arrasa

limpia

soy

un punto

más

en la caída

llueve

llueve.

viernes, 5 de septiembre de 2008

No me consueles. Para morirme no quiero apuntador.





A callar la mentira de que el mundo se termina entre los párpados.
A que el cuerpo sepa que no habrá nada de nada.
A gritar con las encías mi salmo borracho de ansias.
A escupir tu nombre repetido.
A pintarme un beso de antifaz.
A que nadie sepa que me muero.
A que siga el carnaval.
Ayer fui a la esquina, a ver qué había pasado con nosotros. El viento suspiraba como de costumbre y una golondrina afiebrada se moría entre mis manos.



“un epitafio dentro de un pimpollo.

Y, aún, qué buena suerte tanta pena:

pensá qué hubiera sido no querernos”

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Canción de cuna para mí

Apenas quedará lo que soy.
Sin significados.
Sin símbolos.
Sin gestos.
Sin razón.
Por las profundidades
y sus riveras,
se irán desatando
mitigados cautiverios.
Como si un Dios
descolgara las estrellas
en la nochede la última vigilia.
Y caerán por su peso las ausencias.
Soltaré los cuerpos.
Los hambrientos.
Los deformados.
Los desnudos.
Desprenderé los soles
y sus auroras
que encandilan sin clemencia
soledades.
Y callaré las palabras
de las voces en las bocas
que me habitan.
Sin más luzque la luna
por afuera.
Sin más sonido
que la sangre por adentro.
Lejos del suelo.
Lejos del cielo.
Liberada al infinito.
En una mansa sensación
de irrealidad y consuelo,
voy a descansar.


domingo, 31 de agosto de 2008

hoy soy un circo



“Damas y caballeros...
¡Música, maestro!
¿Por qué soy un circo entero?
Porque vos estás tan triste,
amigo del alma. Oí...”

Ciega de palabras me pongo si estás triste. Por eso le pido al viento que me empuje bien fuerte la hamaca y me voy a buscar por los rincones del cielo todas las promesas que te debe la vida, qué importa si hoy sos un desconocido para vos, no oigas a las muertes que te hablan por adentro, tapate con el alba que los grillos te cantan tu balada en puntas de pie para que duermas. Ya te convoqué un escuadrón de hadas para que te espanten las nubes negras y te hagan llover agua de luna en el bolsillo. Yo no sé si será un beso no besado, o algún nombre apretado entre los dientes, qué se yo, alguna soledad en grave estado, un buraco, una caída libre al fondo de lo que sos, una rebelión, una sed… yo también un poco me morí algunas veces, estoy acostumbrada a andar entre lastimada y desnuda, pero vos… vos no. Desde la boca hasta el ombligo, en la terraza de tu pecho hay una luz, no me aflojés. Me descuelgo unos zorzales y unas rosas y te los cuelgo en las solapas de los ojos, no llorés. Mirame fuerte que ya vuelvo, adonde se te haya ido la ternura, yo la voy a ir a buscar, me voy volando de la hamaca hasta la noche y si me pierdo entre las nubes, vuelvo a pie.



“En mi circo todo está color relincho,
colgá en los cuernos de la luna tu rencor,
si un gran bolsillo de payaso es el destino vos entrá,
que yo te pintode aspirina el machucón.”

miércoles, 27 de agosto de 2008

Nosotros


Es muy probable, pero no recuerdo, que este vestigio de sabor a milagro, no sea más que la porfía que desafió a un imposible, madurada y fermentada. Es muy probable pero no recuerdo.
Vos y tu ternura de charco, ¿pero qué más puede ser alguien cuando ha decidido desandar su tristeza? Yo y mi tormenta crecida, ¿pero qué más puede ser alguien cuando el pecho se le abraza en una lluvia de chispas? Así entonces, nos reímos del inútil forcejeo de la conciencia, porque comprender y aceptar, tanto las maravillas como los desencuentros, hubiera sido empezar a morir de a poco, y nosotros sellamos un pacto más parecido al de dos niños.
La sospecha fue sondear las profundidades de nuestros corazones, romper cadenas, alguna magia, poder volar; pero la abundancia fue desmedida y en mi salvaje todo o nada, no pude escribir un cuento infantil, no porque hubiera olvidado ese lenguaje sino porque adonde viven aún tu inocencia y mi inocencia, es un lugar que nos fue imposible de alcanzar.

domingo, 24 de agosto de 2008

desde mi noche
donde los bordes se disipan





Lo primero fue una salvaje sensación de ser absolutamente libre y animal. Después el temblor caliente, el gusto a sal... en círculos se dejó flotar. Un vaivén la mecía, la aturdía, la castigaba y los latidos le cabalgaban un río bravo detrás de los párpados.
Minutos, segundos... mientras la luz que se asomaba por los poros de la enagua crecía y ardía hasta estallarla en colores en la oscuridad de la noche. Se sintió absorbida y tragada por una garganta lejana y sedienta.
Entonces abrió los ojos.
Y pensó que habría de ser intenso el sueño de quien la soñaba.

sábado, 23 de agosto de 2008




-te voy a regalar a no se quién.
-¿y cómo sabes que le gustaré? -dice.
-voy a regalarte -digo.
-nunca tendrás a quién regalar un pájaro.
alejandra pizarnik

























































-¿qué quiere ser?
-lo imposible.
-será golondrina hasta que lleguen los vientos.
-ella quería ser muñeca.
























-ya están sonando las campanas.
-¿cómo no las oye.
-está soñando.
-¿qué le decimos?
-que es la hora del no.























-¿qué cuida?

-un cuento.

-¿hasta cuándo?

-hasta qué el lo venga a buscar.

-¿cuándo va a llegar?

-nunca