miércoles, 26 de noviembre de 2008


No estar en casi ninguna parte
es la extraña sensación que me alucina.
Como espuma en la cresta de las olas
me entrego y danzo sobre mi propia sangre.
Si este vacío como cruel es inevitable,
la batalla será seguir los acontecimientos naturales.
Hacerme pedazos el corazón
y explotar en un incendio de energía y carne.
Hasta llegar a ese genuino instante
en que respire la honda libertad
de no estar en casi ninguna parte.

2 comentarios:

Juan Camilo dijo...

Terrible el vacío, pero más terrible evitarlo.

Calle Melancolia dijo...

el vacio es una necesidad,es la misma naturaleza, sino fuera por el se acabaria la razon de ser de cualquier existencia.