sábado, 29 de noviembre de 2008


Inmaculadamente
hermosamente
se abraza en la oscuridad.
Entre negro y humo
brilla como la primera estrella de la noche.
Entre luz y lágrimas
se oscurece como las sombras al ocaso.
Entre silencio y duda
se cierra como los camalotes al alba.
Entre grito y desamparo
implacablemente
desanda la tristeza.
Indescifrable.
Y así
entrelazado
entremezclado
se duerme como un niño.
De a ratos abre los ojos
como si hasta el sueño se negara a ser definitivo.
Los puentes de humo
se deshacen vaporosamente emblanquecidos.
Los puentes de recuerdos
se olvidan terriblemente detenidos.
Los puentes de palabras
se ahogan ridículamente inútiles.
Los puentes de agua
se escurren angustiadamente rebalsados.
Y como a quien asiste
al comienzo de las vidas
o al final de los espejos,
me sobra el alma
me sobra el cuerpo
de saberlo
inmaculadamente
hermosamente
inalcanzable.

2 comentarios:

Djuna dijo...

escucho pasos que se encojen al final de una carretera que da sus ultimos suspiros con dificultad.
Tambien escucho el murmullo de un reloj que estropea el silencio.

Cristian dijo...

Pues, siento un gran baile en este llanto nocturno, es la música que adormece a los sonrientes muertos que deambulan por las calles.
Leer este poema, es recordar los pasos que se dan a cada noche que llega. Me recordó que vivimos entre mezclados por un aire del lenguaje, es la poesía. Además la noche es una gran musa, soy noctambulo como muchos que llegan al viaje eterno.