viernes, 12 de diciembre de 2008

Si ven una libélula déjenla volar, pudiera ser mi alma.


¿por qué el tiempo pasa tan de prisa?
porque el viento lo escribió un día de tormenta.

¿por qué cantan los pájaros al amanecer?
por se cuentan los finales de los sueños interrumpidos por el despertador.

¿por qué corre el río, brincando, sin detenerse?
porque vio pasar a los que no van a volver.

Se saca el nombre y las medias. Se pone las flores y los huesos. Se olvida las horas y los años. Se descuelga unos globos de los ojos y sale a correr por las terrazas. La hora en que los duendes escurren las almohadas haciendo de lágrimas calladas, gotitas de rocío; la encuentra bebiendo de la luna, buscando más respuestas. Después el amanecer, que no puede perder tiempo, se le escapa llevándose dos globos y una flor.

¿por qué amanece naranja y dorado?
porque cada día hay quienes no supieron cómo decir.

¿por qué se caen las hojas cuando llega cada otoño?
porque le pesan los recuerdos de los que se olvidaron.

¿por qué cantan las ranas de noche en los charcos?
porque hay niños que crecen sin conocer el mar.

De cara a la soledad, la mira tan sólo con curiosidad. Y sabe que aún en el miedo puede existir un amor sin límites. Sabe que su alma es un torbellino de palabras enloquecidas y aunque la vida se empecine en formarle años y recuerdos, siempre en sus ojos se leerán cuentos infantiles más nuevos que sus sombras, más puros que sus certezas, más ciertos que sus visiones. En definitiva, que culpa tiene ella de que los pájaros hayan elegido su pelo para dormir.

2 comentarios:

Djuna dijo...

Tendré que hallar un espejo que capture inmediatamente esta impresión aguda que se quiebra con solo respirar cerca de ella.
Al lado la sombra del mundo en movimiento prefiere contenerse.

Juan Camilo dijo...

... Los cocuyos han empezado a pagarse. Paulatinamente el reflejo los opaca