miércoles, 27 de agosto de 2008

Nosotros


Es muy probable, pero no recuerdo, que este vestigio de sabor a milagro, no sea más que la porfía que desafió a un imposible, madurada y fermentada. Es muy probable pero no recuerdo.
Vos y tu ternura de charco, ¿pero qué más puede ser alguien cuando ha decidido desandar su tristeza? Yo y mi tormenta crecida, ¿pero qué más puede ser alguien cuando el pecho se le abraza en una lluvia de chispas? Así entonces, nos reímos del inútil forcejeo de la conciencia, porque comprender y aceptar, tanto las maravillas como los desencuentros, hubiera sido empezar a morir de a poco, y nosotros sellamos un pacto más parecido al de dos niños.
La sospecha fue sondear las profundidades de nuestros corazones, romper cadenas, alguna magia, poder volar; pero la abundancia fue desmedida y en mi salvaje todo o nada, no pude escribir un cuento infantil, no porque hubiera olvidado ese lenguaje sino porque adonde viven aún tu inocencia y mi inocencia, es un lugar que nos fue imposible de alcanzar.

1 comentario:

mariano scovenna dijo...

comprender y aceptar los desencuentros...

ESO NUNCA!


saludos amiga