martes, 5 de agosto de 2008

hoy



Las sábanas perfumadas acarician los rincones de mis rulos que brillan desde el silencio hasta adentro. Hay una rosa que me mira renga pero incapaz de deshojarse por no mutilar un algo que se sostiene en el aire. La serena inocencia que me provoca quitarme la ropa traspasa mis fronteras palmo a palmo cuando en mis dedos se esconde la tormenta. La guitarra me invade los poros impregnando la noche de canciones de miel y tabaco. Desde el beso tibio de las velas florecen plumas que inventan milagros horizontales en los surcos vacíos. Hoy escribo en el blanco de las paredes, en el marco de los cuadros y en la suavidad de la cama. La estrategia de mi sangre que se cuela temblando entre lumbre y humo, hace de mis labios dos filos sin motivos ni memoria, tan derramados que harían tiritar al sol. De par en par la ventana anuncia la inquietud de mis sentidos. Afuera brillan las estrellas. Adentro llueve para que mi lengua no se muera de sed, mientras los charcos reflejan pestañas empapadas. Yo bailo entre pliegues de piel y sábanas perfumadas. Si hoy la luna me nombra mariposa… ¿quién se atreve a condenarme cuando digo que a él le abriría la puerta, las alas y la enagua?

1 comentario:

Eristarco (Ricardo Garavito) dijo...

Nadie debería atreverse a condenarte.