miércoles, 24 de junio de 2009

¿Cuánto tiempo hace que quiero decirlo
y sólo murmuro un montón de signos apenas comprensibles?
Hay una forma de mí detrás de las ideas
un gesto en el vacío
una mirada desnuda
un cuerpo náufrago.
Pero esa verdad
no sé decirla.
Entonces no me escuchen.

miércoles, 17 de junio de 2009

ESPEJO

“En memoria de los días de una furia sin flores” debería leerse en mis rodillas. La que me mira desde el espejo puede como máximo, imitar momentáneamente una parte de lo que soy. Mis ojos se disfrazan de hinchazón para decir la mentira de un llanto reciente y joven, pero yo sé lo que no veo en ese reflejo. Cuando pasa la lluvia las piedras resucitan ante mí con esa belleza detenida que tienen las ruinas abandonadas. Poderoso e invisible se oye el clamor del pasado. Cuando pasa la lluvia, las ruinas se miran inmóviles y permanentes. Esta es la nueva perspectiva, ahora la violencia es un recuerdo antiguo y el aguacero arrasador aún en su furia, no hace más que limpiar las grietas y las desgarraduras. Ahora la pregunta por lo original y primero es absurda, nada queda de lo que fue; ahora la verdad es esta, incompleta. Casi todo lo que vemos es una mínima parte de lo que en realidad es, por lo tanto, siempre estamos frente a una imagen que sustituye a la verdad, una verdad fragmentada, irreparable, una verdad que duele. Me pregunto cuántos de los que me visitan entienden esto. Voces y manos apuradas violando el silencio de estas habitaciones, hundiéndose en las lastimaduras de estas paredes. Pero nadie llega al fondo del misterio a romper palabras encadenadas. La que me mira desde el espejo, por estática e inmediata, carece de mi verdadera condición: una muerte diseminada en falsas y pequeñas muertes diarias que me divide en dos mitades, dándome una existencia vertical que se sostiene al mismo tiempo desde el hundimiento y desde la altura.

miércoles, 10 de junio de 2009

pospongo el día
postergo el sol
en tanto afuera
las dos lunas que canto
no se entreguen encandiladas

viernes, 5 de junio de 2009

DE NEGRAS Y NEGROS

a Camilo
Cierta noche en que supo abrirse en tajos el cielo para parir los besos que engendra la luna, moreno grieta llegó al río que lo estaba esperando. Una causa, una canción y sólo la dicha. Negro y negra suerte hechada, diluvio, sudestada, inundación.
Moreno arena, gusto a piedra, sus ojos negros por el cielo negro de otros ojos hueco se sintió crecer en el paisaje herido de una negra barro cansada de tanto andar. Y se hundieron sangre adentro, a la deriva, anhelando el mar. Negra hembra, negro macho, piel brutal, cauce bravo y poco más. Negro y negra bastó una chispa para formar incendio tan así... tan furia, tan viento, tan más y más.
Qué donaire negra y negro, qué chifle lleno de hambre irse tan lejos a buscar lo que tenían junto al cerro que los encontró. Negro nube, negra viento; al sur no había cobijo para tanto amor. Cuando nace el otoño y el cielo se cae conviene irse andando pero no supieron dónde, negra sombra, frío, pampa; negro lloró y tuvo razón.
Como si bastara el mar.
Como si fuera posible ser luna y sol sin ocasos ni auroras.
Entonces negro tierra que sabe despertarlo se lo llevó lejos y negra surco, sangre, fuego no lo trajo de nuevo con su voz. Negro herido, negro hechizo enamorado de sí mismo, negra ahogo que no supo decir que en su cuerpo moreno, negro madera se encendía la vida; que en sus ojos negros latir había sembrado toda una larga eternidad.
Dejá que se vaya negra, ya no lo has de ver. Negro arena se va cantando solito detrás de los pájaros que emigraron cuando el frío llegó. No llores negra, negro tuyo se va sin saber que al sur del sur cuando es mayo y escampa, hasta las piedras pueden florecer. No llores negro, allá lejos tu estrella te ha de mostrar que no hay sol que queme más que el amor que no pudo crecer.


inmóvil
miro el camino
demasiado largo.
¿qué ilusión pulsará
el primer paso?
esta vez no sé
si quiero resucitar.