A cierta hondura,
he visto soles desprendiéndose en silencio
y la sospecha de una llama que carcome lo inocente.
A cierta hondura,
he visto un cementerio de pájaros sin sombra
y el temblor de un temporal de voces que envejecen.
Y ahí donde una fiebre de alas persistente,
fecunda los mutilados motivos de la muerte,
he visto inmaculada
a tu ternura,
resistiéndote serenamente.