jueves, 30 de octubre de 2008



Sospecho el vértigo de tus labios gota a gota
pero tu nombre es tan remoto
que se ríen de mí hasta los espejos.
Así como se adivina la mañana
en la imposibilidad ridícula de las sombras,
así como se adivina la savia
en la rudeza sedienta de los troncos,
dejame
que hoy
la luna
se caiga
por tu espalda.


sábado, 25 de octubre de 2008

FICCIÓN

Soy
el sinsentido de una magia arremetiendo en nuevas formas que no puede disipar la soledad. Una creación sincera. Un vértigo sin alternativas. Un grito empecinado vomitando visiones. En el atrevimiento para andar los límites y fundar paraísos, en la resaca de la desilusión, en el medio de la tormenta, soy.
Pero el escenario se achica
la función no termina
las luces queman
y los ojos que me miran no pestañean.
Hoy que la lucidez me cuesta el saber que las palabras no son mis palabras, hoy que el ansia de hablar me despierta exhausta, no encuentro la palabra que valga más que su silencio.
Hay una forma de mí detrás de las ideas.
Un gesto en el vacío
Una mirada desnuda.
Un cuerpo náufrago.
¿Será posible que exista alguien que por algunos instantes apague la luz perenne que me enceguece y me alucina?
¿Será posible que atravesemos en tenue brillo la zona cierta de los descansos?
¿Y que cuando la intermitente vuelva a encenderse me vea deshacerme sin creerme demasiado?
Aquí lo espero.
Temblando entera.
Puro silencio.

jueves, 23 de octubre de 2008

Che pirulo, vení pasá...
¿adónde vas con esa pinta?
vení, vení…
golpeame la puerta que te miento a contramano y te entretengo. Anclate a esta curda arrabalera, que me aprieto a tu cuore despacito y al vaivén de algún tango compadrito, te muestro el corazón de la tormenta. Y capaz, si tenés suerte, te desgajo una canción que te cuente que me canso de dar tumbos, que el amor me hace gambetas, que se yo, yo te compro la noche che, gomina, y te la cuelgo en la solapa y en los ojos, te plagio el arcoiris de un zarpazo y te dejo de regalo el corazón. Sin cabaret y sin rouge, sola, fatal, descangayada, tengo un beso que lo estampo donde sea. Pa´que aprenda la gilada que esta farsa pura uva de decires que no existen, tienen de mentira el maquillaje y de verdad, un no se qué.
Vení, vení...
que el amor se hace a media luz volando,
un poco naciendo y otro poco muriendo,
entre sollozos y tembluras…
y sí, el amor es llorón, y qué.

martes, 21 de octubre de 2008


Hay algo que se sostiene en el aire
atravesando las cuerdas de la lluvia.
Milagros suspendidos desde las pestañas vacías.
Tan derramado es el filo de tus ojos
que hoy te nombro
la estrategia del silencio
sin motivos
sin memoria.

sábado, 18 de octubre de 2008

ROSTROS DE MÍ

I
ELLA
Se levantó del piso ignorando el anuncio de su cuerpo tembloroso y encendió un cigarrillo. Inútiles habían sido la noche y el descanso consumado a medias. Lentas fueron las horas en las que él estuvo cerca, lentas y atravesadas por un algo imposiblemente posible. Horas avasalladoramente generosas, en las cuales el delirio de una aparente vergüenza de breteles caídos y polleras levantadas los embriagó hasta paralizarlos. Debió haber besado el agua de sus manos, las cosquillas de sus ojos, el calor de su piel. Porque las espadas que no usó antes, se despertaron ahora para lastimarla sin sangre. Espadas las uñas, las pestañas, las rodillas. Debió haber lamido la agria sospecha de respiración amontonada cuando se adivinaban los gritos ahogados, porque ahora se sabe en carne viva aún sin esos rasguños. Debió haber derribado las paredes que ocultan la humedad y revelar los pedazos. Reincidiendo en el desastre del tabaco desespera por resucitar de la peor de las muertes, la que no fue. Le crece la boca, balbucea rugidos, se le eriza el cabello, sofocada en un sabor a carne y convertida en bestia atraviesa las horas que siguen, revolcándose en la humedad de su propia cien.


II
EL
-No fui hecha para los hombres- había dicho ella aquella vez, cuando él la encontró cantando esa canción con los pies sumergidos en la fuente de la plaza y se había atrevido como pocas veces en su vida a decirle a una mujer que era hermosa, “hermosamente intensa, uno no sabe bien si oscura o clara”, fueron exactamente sus palabras, las que disiparon por ese instante la idea permanente de nombrarse mediocre y ridículo. –“además me falta paciencia para creer eso” – fue la repuesta, y siguió cantando. Ni la duda ni la angustia lograron convertirme en una bestia, pensó observándola desde lejos, aunque hubiera corrido a sumergirse en ese espectáculo confuso, indiscernible, que eran ella, el agua, su pelo y esa brusca clara oscuridad. Se quedó inmóvil, acorralado en la largura del desfile ruidoso de las sombras internas. Hay seres que no se cuestionan su utilidad y viven a salvo de una búsqueda poblada de esperas y pasiones. Hay otros seres, como él, que conocen del congelamiento y el hervidero ininterrumpido de empezar o acabar la vida a cada instante, sin saber nunca muy bien, cuál de todas las apreciaciones sobre sí mismo es más mentira y que comprenden que el entusiasmo no es una liberación sino los momentos más vitales de una inercia infinita e inevitable. Y estaba cansado de estar sano y salvo, casi desmayado solía pensar, cansado de la siempre huída a ninguna parte que le provocaba la gente luminosa y otras cosas agradables. Tuvo que armarse de una artillería que lo pusiera a salvo de su propio abandono cuando nadie golpeaba la puerta y la noche se hacía larga; una pipa que lo respirara, unos vinos que amortiguaran el letargo, quejas de bandoneones que recorrieran la longitud de su nostalgia. Y ahora no entendía cómo el dolor de cada día podía esfumarse de repente, hechizado tal vez, por ese canto de una brusquedad claro oscura, que nadie parecía oír. Un instante de esos en los que la vida se vuelve posiblemente apasionante, acaso porque una mujer descalza, profunda y misteriosa, despierta en el alma de un hombre triste, una serie de peligros distintos y desconocidos


III
ELLOS
Como una lluvia interminable fueron. Cuando comprendieron que ni todos los medios que se dieron para defenderse uno del otro servirían para evitar su encuentro siempre renovado. Él la miraba tanto, preguntándose en silencio si le alcanzaría la vida para desentrañar los tormentos que a menudo se la llevaban lejos y así poder abrazarla verdadera y definitivamente; mientras tanto ahí la esperaba durante ese exilio misterioso, hasta que ella volvía a darle ese alivio de resurrección que le provocaba verla regresar tan débil. La amaba tanto luminosa como abatida, aún amaba a esa inalcanzable ella que era cuando empezaba a abandonarse. La belleza de dos que se nombran solitarios, incapaces de decirse necesarios, fue su amor. Ella lo miraba tanto, solía pensar que podría estar en el mismo lugar cincuenta años atrás, doscientos, mil, porque este amor incompleto era su único camino de regreso. Lo amaba tanto en su tristeza de niño como en la quemadura de sus alegrías, aún amaba a ese incomprensible él que era cuando la quietud lo volvía brusco e inquietante. Unidos por una hondura infinita descubrieron a la vuelta de sí mismos que el amor no es absoluto y ese fue su mayor encuentro. Allí estaba cada uno para combatir las más cínicas y dolorosas causas del otro cuando alguno enmudecía o temblaba de angustia. Allí estaban, avasalladoramente generosos, a salvo del estado de alerta y del egoísmo. Sin preguntarse jamás qué necesitaban para ser felices porque hubiera sido imposible distinguirlo, un poco por miedo y otro poco por la sospecha cotidiana de la libertad. Mirada tras mirada de una rebeldía imposible de disimular, hallándose cada vez, presintiéndose muy cerca. Los destellos verdaderos con los que coincidían sus pieles y la serenidad mentirosa con la que se desprendían y salían a la calle.


IV
YO
Algún día será mañana, no recuerdo cuánto falta y tengo tanto miedo. Este no que no me alcanza. Hubiese querido no morirme para poder esta noche abandonarme. Yo no sé mañana, no sé tiempo, no sé prohibido. Habito en un animal tembloroso, atormentado y hambriento, sin coraje para devorarse a sí mismo. Si el espejo abriera sus puertas debiera dejarme tragar. Alguien mueve muy mal esta marioneta siempre equivocada que no encuentra asilo en su vientre. Me abarca y me cerca con una frontera de palabras esta vorágine que es mi cabeza. Quiero cantar y la garganta me suda una voz pastosa y ahogada. Completamente desarraigada hoy siento el destierro de la infancia. Necesito del escalofrío y el estremecimiento, por eso esta desnudez y esta lejanía con el mundo. Mis pasiones son adictivas. Soy imprudente y no tiene elegancia esta extremada tristeza. ¡Para qué tanta piel! ¡Tanta memoria! Indecible es mi amor y esta sed embriagadora y repetida. Si saliera el sol me moriría de la misma muerte porfiada y reiterada porque no se irme entera.


V
VOS
Un día de esos en los que las almas salen a jugar, en un salto acrobático te zambulliste en el precipicio de mis sombras para desafiarme con tu sonrisa de paraguas. Me hablabas perdido en un cielo de pájaros de papel que salen por la ventana de la cocina huyendo de las manchas de mate y las migas de pan, a salvo de la casi envidia que causa tu tierna osadía de pretender ser la primavera misma, de la casi molestia de no poder dejar de mirarte, la casi mueca de alegría contenida. Con tu ingenuidad, locura, desparpajo, impregnás el aire con la misma pregunta que hacen cada día esas flores que mirás con la sorpresa más auténtica y verdadera: ¿qué nos impide jugar? Me pusiste en la cara la posibilidad del coraje, del riesgo, del goce, del deleite, del juego más divino, el de la creación y recreación de los momentos cotidianos. Desplegándote, resbalando, bailando, haciendo y deshaciendo por puro placer. Y el envión para mi hamaca fue tan fuerte que casi salgo volando esquivando estrellas. A buscar ese enigma milagroso de romper amarras mientras la vida le da cuerda al tiempo. A reírme a carcajadas con los sentidos relampagueados, porque con los motivos para la vergüenza, cayeron también los significados, los símbolos y los breteles. Medio ternura de niña, medio indecencia de mujer, sin saber muy bien cuál era más mentira, desorientada, pero qué más da si me tatuaste una sonrisa a largo plazo. Un día de esos en los que las almas salen a jugar, al fin pasaron los barriletes por acá y yo casi ni me di cuenta de que se llevaban todo lo que yo ya no necesitaba más.

VI
NOSOTROS
Es muy probable, pero no recuerdo, que este vestigio de sabor a milagro, no sea más que la porfía que desafió a un imposible, madurada y fermentada. Es muy probable pero no recuerdo.
Vos y tu ternura de charco, ¿pero qué más puede ser alguien cuando ha decidido desandar su tristeza? Yo y mi tormenta crecida, ¿pero qué más puede ser alguien cuando el pecho se le abraza en una lluvia de chispas? Así entonces, nos reímos del inútil forcejeo de la conciencia, porque comprender y aceptar, tanto las maravillas como los desencuentros, hubiera sido empezar a morir de a poco, y nosotros sellamos un pacto más parecido al de dos niños. La sospecha fue sondear las profundidades de nuestros corazones, romper cadenas, alguna magia, poder volar; pero la abundancia fue desmedida y en mi salvaje todo o nada, no pude escribir un cuento infantil, no porque hubiera olvidado ese lenguaje sino porque adonde viven aún tu inocencia y mi inocencia, es un lugar que nos fue imposible de alcanzar.

viernes, 17 de octubre de 2008


me río despacito.
para que el mar no se derrame por la ventana ni se despierten los peces que duermen en las hojas blancas. para que las nubes no se escondan en los cajones y las plumas no se caigan de la mesa. para que no estallen las estrellas ni se descuelguen los pétalos del techo. para que no se desmoronen los ratitos y las gotas sigan cayendo para arriba. para que te encuentren los barriletes y las luciérnagas no desaparezcan en los espejos.
me río despacito de lo lindo que está todo acá
cuando vos estás.
como vos
yo también
lloro a veces
me acurruco
juego
y como caramelos
para vivir.

jueves, 16 de octubre de 2008

No te vayas tarde mía, pedazo de infinito degollándose despacio al filo de los árboles. De madrugada se desmantela mi voz sedienta y he de morirme de nostalgia … si usted supiera cómo llueven los cuerpos de madrugada. Si a la luna le pesa tanta ausencia y no se cae, tarde mía no te vayas noche adentro aunque quieras descansar. De punta en naranja y rojo al aire, tan de mí tan lejos, no te vayas tan de mí.

sábado, 11 de octubre de 2008

arena que la vida se llevó

La espera es un fantasma fatal que gime una canción absurda y melancólica. Le da a la razón neblina de poeta y compás de tango al corazón. De espalda a los recuerdos, tan lejos y tan cerca, la espera se viste de los andrajos colgantes que forman las babas porfiadas de alguna ilusión. Dolor de lata en las entrañas, temblor maquillado de verdín en los ojos y en la piel, las manos empapadas de dulces inquietudes y una triste sensación de no se qué. Rezongan la luna, los meses y las sombras cuando el tren pasa y su queja, suena los nombres que se fueron muriendo de espera en el andén.

viernes, 10 de octubre de 2008

Punto de fuga


La luna respira apenas entre algodones de invierno porque hoy para que no despierte, andan en puntas de pie hasta los vientos. Yo que nunca supe cómo ser madera, navego piel arriba a mezclarme con la bruma, sin más canora que del corazón la inquietud y de la herida abierta, la espesura. A buscar algún remanso en las estrellas, a saber si allá en el fondo del cielo alguien me espera. Tarareando un vaivén de melodía y mecida por la caricia de la marea, voy sin timón y sin amarras, sin más equipaje que una flor que cambié por mi soledad en la ribera. Allá voy, la magia me desliza y es tan leve el curso que me lleva, que no hay miedomuerdesueños que me apague, porque hoy para que todo sea tan verdadero, andan en punta de pie hasta los vientos y la luna se va a quedar despierta.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Ocaso


Se degolla la tarde, como yéndose a lo impronunciable. El cielo se inclina sobre la tierra hasta casi besarla. Luz afuera el día, disipa el borde de las cosas, haciéndolas adivinables. Dos sombras se deslizan. Resplandecen las fisuras de dos seres que se esconden para amar. Te esperaban noche. Y sabés que te prefieren con tormenta.

sábado, 4 de octubre de 2008

AUTODESTRUCCIÓN

Está girando, presiento su ferocidad alrededor oliendo mi debilidad. A su favor se vuelan todos los pájaros que tengo porque se oye que afila su zarpazo final contra la pared. Su risa detiene mi pulso y caigo herida de desnudez. Si la mano que me mata es mi propia voz burlándose de mis intentos ¿cómo hace una niña mutilada para robarle unas horas a la muerte?

quisiera una palabra que desate una curva

ayer


me daba de beber
y tenía miedo
de beberme
de devorarme
de respirarme
hasta deshabitarme


hoy

desperté y tuve frío
me busqué y tuve miedo
escribí y fueron mentiras
¿qué era lo que hacía para no saberme?


siempre

me abarca
me devora
me cerca
con una frontera
de palabras
esta cabeza
mi borágine

jueves, 2 de octubre de 2008

MAREA

se despide del mundo
desde el fondo de un mar
que está creciendo
porque sabe
que la muerte
podría evitarle
el desamparo feroz
de la marea
devolviéndolo
envuelto de espuma
a la vida

no sé por qué la luna lo llora
y la marea
no sé por qué el viento lo grita
y la marea

si todo es tan bello al alba
no sé por qué no existe
un sol que desbarate
el hueco negro que lo guarda
y lo arrastre mar adentro
en la cresta de las olas
hasta que respire la honda libertad
de no estar en casi ninguna parte

se despide del mundo
desde el fondo de un mar
que está creciendo
porque sabe
que la muerte
podría evitarle
el vacío cruel
de la marea
arrastrándolo
rompiéndolo
haciéndole pedazos el corazón
contra la vida
en un incendio
de energía
y carne